[Serie Una sola carne] El perdón que renuevaMuestra
El perdón, característica de la naturaleza divina en nosotros
Como hijos de Dios, tenemos características indubitables que nos diferencian de aquellos que tienen la naturaleza de muerte. El perdón es una de ellas. El perdón solo viene de Dios, y podemos perdonar porque Él nos perdonó y, al darnos su genética, nos capacitó para hacerlo. En 2 Corintios 5:18-19, leemos: «Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación».
«Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados» (Colosenses 1:13-14). Nuestra actitud debe ser de continua gratitud hacia Dios por perdonarnos, reconciliarnos con Él, colocándonos en el reino de su amado hijo y encargarnos tan hermosa palabra de reconciliación trayendo a Él a quien todavía no lo conoce, para que reciban su perdón.
De hecho, lo que Dios espera de sus hijos, es que sus hogares sean diferentes a los demás, y nos pide enfáticamente, a través del Apóstol Pablo, que saquemos todo lo que no caracteriza a nuestro Padre y vivamos lo que es propio de Él: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados» (Efesios 4:31-32).
Recibimos, de nuestro Padre celestial, el ejemplo para perdonar, Quien perdonó todos nuestros pecados sin cuantificarlos ni poner un límite. Nosotros debemos seguir su ejemplo: limpiar nuestro corazón con el perdón, librarnos de rencores, resentimientos y dolor, soltar para crecer.
Perdonar es un acto de obediencia a Dios, es una decisión; interviene la voluntad, no los sentimientos. No perdonamos porque sentimos hacerlo, perdonamos por obediencia a Dios y porque es nuestra naturaleza que nos diferencia de la naturaleza de muerte que teníamos antes. Decido perdonar y mi decisión logra mover todo pensamiento, todo resentimiento. El perdón nos permite reconstruir, amar y cosechar buen fruto.
Reflexionemos
¿Tomaste la decisión de perdonar?
Escrituras
Acerca de este Plan
Este es el cuarto de una serie de ocho devocionales bajo el título de «Una sola carne». Una recopilación de principios de la Palabra con respecto a una de las relaciones más complejas del ser humano: el matrimonio. Si Dios nos diseñó para vivir en matrimonio, ¿por qué es tan complicado? Trataremos el tema del perdón, tan necesario y determinante en el matrimonio. Esperamos sea de edificación para tu vida.
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.americanbible.org/