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Soy Un Guerrero - Parte 2

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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkLUK">
 <div class="chapter ch17" data-usfm="LUK.17">
 <div class="label">17</div><div class="s">Ocasiones de caer</div><div class="r">(Mt. 18.6-7,21-22; Mr. 9.42)</div><div class="p"> 1Dijo Jes&#250;s a sus disc&#237;pulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas &#161;ay de aquel por quien vienen! 2Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos peque&#241;itos. 3Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repr&#233;ndele; y si se arrepintiere, perd&#243;nale.#Mt. 18.15. 4Y si siete veces al d&#237;a pecare contra ti, y siete veces al d&#237;a volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perd&#243;nale.</div><div class="s">Aum&#233;ntanos la fe</div><div class="p"> 5Dijeron los ap&#243;stoles al Se&#241;or: Aum&#233;ntanos la fe. 6Entonces el Se&#241;or dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podr&#237;ais decir a este sic&#243;moro: Desarr&#225;igate, y pl&#225;ntate en el mar; y os obedecer&#237;a.</div><div class="s">El deber del siervo</div><div class="p"> 7&#191;Qui&#233;n de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver &#233;l del campo, luego le dice: Pasa, si&#233;ntate a la mesa? 8&#191;No le dice m&#225;s bien: Prep&#225;rame la cena, c&#237;&#241;ete, y s&#237;rveme hasta que haya comido y bebido; y despu&#233;s de esto, come y bebe t&#250;? 9&#191;Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le hab&#237;a mandado? Pienso que no. 10As&#237; tambi&#233;n vosotros, cuando hay&#225;is hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos in&#250;tiles somos, pues lo que deb&#237;amos hacer, hicimos.</div><div class="s">Diez leprosos son limpiados</div><div class="p"> 11Yendo Jes&#250;s a Jerusal&#233;n, pasaba entre Samaria y Galilea. 12Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13y alzaron la voz, diciendo: &#161;Jes&#250;s, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14Cuando &#233;l los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.#Lv. 14.1-32. Y aconteci&#243; que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que hab&#237;a sido sanado, volvi&#243;, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postr&#243; rostro en tierra a sus pies, d&#225;ndole gracias; y este era samaritano. 17Respondiendo Jes&#250;s, dijo: &#191;No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, &#191;d&#243;nde est&#225;n? 18&#191;No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19Y le dijo: Lev&#225;ntate, vete; tu fe te ha salvado.</div><div class="s">La venida del Reino</div><div class="r">(Mt. 24.23-28,36-41)</div><div class="p"> 20Preguntado por los fariseos, cu&#225;ndo hab&#237;a de venir el reino de Dios, les respondi&#243; y dijo: El reino de Dios no vendr&#225; con advertencia, 21ni dir&#225;n: Helo aqu&#237;, o helo all&#237;;#Mr. 13.21-22. porque he aqu&#237; el reino de Dios est&#225; entre vosotros. 22Y dijo a sus disc&#237;pulos: Tiempo vendr&#225; cuando desear&#233;is ver uno de los d&#237;as del Hijo del Hombre, y no lo ver&#233;is. 23Y os dir&#225;n: Helo aqu&#237;, o helo all&#237;. No vay&#225;is, ni los sig&#225;is. 24Porque como el rel&#225;mpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, as&#237; tambi&#233;n ser&#225; el Hijo del Hombre en su d&#237;a. 25Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generaci&#243;n. 26Como fue en los d&#237;as de No&#233;,#Gn. 6.5-8. as&#237; tambi&#233;n ser&#225; en los d&#237;as del Hijo del Hombre. 27Com&#237;an, beb&#237;an, se casaban y se daban en casamiento, hasta el d&#237;a en que entr&#243; No&#233; en el arca, y vino el diluvio y los destruy&#243; a todos.#Gn. 7.6-24. 28Asimismo como sucedi&#243; en los d&#237;as de Lot;#Gn. 18.20&#8212;19.25. com&#237;an, beb&#237;an, compraban, vend&#237;an, plantaban, edificaban; 29mas el d&#237;a en que Lot sali&#243; de Sodoma, llovi&#243; del cielo fuego y azufre, y los destruy&#243; a todos. 30As&#237; ser&#225; el d&#237;a en que el Hijo del Hombre se manifieste. 31En aquel d&#237;a, el que est&#233; en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atr&#225;s.#Mt. 24.17-18; Mr. 13.15-16. 32Acordaos de la mujer de Lot.#Gn. 19.26. 33Todo el que procure salvar su vida, la perder&#225;; y todo el que la pierda, la salvar&#225;.#Mt. 10.39; 16.25; Mr. 8.35; Lc. 9.24; Jn. 12.25. 34Os digo que en aquella noche estar&#225;n dos en una cama; el uno ser&#225; tomado, y el otro ser&#225; dejado. 35Dos mujeres estar&#225;n moliendo juntas; la una ser&#225; tomada, y la otra dejada. 36Dos estar&#225;n en el campo; el uno ser&#225; tomado, y el otro dejado. 37Y respondiendo, le dijeron: &#191;D&#243;nde, Se&#241;or? &#201;l les dijo: Donde estuviere el cuerpo, all&#237; se juntar&#225;n tambi&#233;n las &#225;guilas.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkLUK">
 <div class="chapter ch18" data-usfm="LUK.18">
 <div class="label">18</div><div class="s">Par&#225;bola de la viuda y el juez injusto</div><div class="p"> 1Tambi&#233;n les refiri&#243; Jes&#250;s una par&#225;bola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2diciendo: Hab&#237;a en una ciudad un juez, que ni tem&#237;a a Dios, ni respetaba a hombre. 3Hab&#237;a tambi&#233;n en aquella ciudad una viuda, la cual ven&#237;a a &#233;l, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4Y &#233;l no quiso por alg&#250;n tiempo; pero despu&#233;s de esto dijo dentro de s&#237;: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, 5sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le har&#233; justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6Y dijo el Se&#241;or: O&#237;d lo que dijo el juez injusto. 7&#191;Y acaso Dios no har&#225; justicia a sus escogidos, que claman a &#233;l d&#237;a y noche? &#191;Se tardar&#225; en responderles? 8Os digo que pronto les har&#225; justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, &#191;hallar&#225; fe en la tierra?</div><div class="s">Par&#225;bola del fariseo y el publicano</div><div class="p"> 9A unos que confiaban en s&#237; mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo tambi&#233;n esta par&#225;bola: 10Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, ad&#250;lteros, ni aun como este publicano; 12ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano, estando lejos, no quer&#237;a ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, s&#233; propicio a m&#237;, pecador. 14Os digo que este descendi&#243; a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, ser&#225; humillado; y el que se humilla ser&#225; enaltecido.#Mt. 23.12; Lc. 14.11.</div><div class="s">Jes&#250;s bendice a los ni&#241;os</div><div class="r">(Mt. 19.13-15; Mr. 10.13-16)</div><div class="p"> 15Tra&#237;an a &#233;l los ni&#241;os para que los tocase; lo cual viendo los disc&#237;pulos, les reprendieron. 16Mas Jes&#250;s, llam&#225;ndolos, dijo: Dejad a los ni&#241;os venir a m&#237;, y no se lo impid&#225;is; porque de los tales es el reino de Dios. 17De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un ni&#241;o, no entrar&#225; en &#233;l.</div><div class="s">El joven rico</div><div class="r">(Mt. 19.16-30; Mr. 10.17-31)</div><div class="p"> 18Un hombre principal le pregunt&#243;, diciendo: Maestro bueno, &#191;qu&#233; har&#233; para heredar la vida eterna? 19Jes&#250;s le dijo: &#191;Por qu&#233; me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. 20Los mandamientos sabes: No adulterar&#225;s;#Ex. 20.14; Dt. 5.18. no matar&#225;s;#Ex. 20.13; Dt. 5.17. no hurtar&#225;s;#Ex. 20.15; Dt. 5.19. no dir&#225;s falso testimonio;#Ex. 20.16; Dt. 5.20. honra a tu padre y a tu madre.#Ex. 20.12; Dt. 5.16. 21&#201;l dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22Jes&#250;s, oyendo esto, le dijo: A&#250;n te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendr&#225;s tesoro en el cielo; y ven, s&#237;gueme. 23Entonces &#233;l, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24Al ver Jes&#250;s que se hab&#237;a entristecido mucho, dijo: &#161;Cu&#225;n dif&#237;cilmente entrar&#225;n en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25Porque es m&#225;s f&#225;cil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26Y los que oyeron esto dijeron: &#191;Qui&#233;n, pues, podr&#225; ser salvo? 27&#201;l les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. 28Entonces Pedro dijo: He aqu&#237;, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. 29Y &#233;l les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30que no haya de recibir mucho m&#225;s en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.</div><div class="s">Nuevamente Jes&#250;s anuncia su muerte</div><div class="r">(Mt. 20.17-19; Mr. 10.32-34)</div><div class="p"> 31Tomando Jes&#250;s a los doce, les dijo: He aqu&#237; subimos a Jerusal&#233;n, y se cumplir&#225;n todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32Pues ser&#225; entregado a los gentiles, y ser&#225; escarnecido, y afrentado, y escupido. 33Y despu&#233;s que le hayan azotado, le matar&#225;n; mas al tercer d&#237;a resucitar&#225;. 34Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entend&#237;an lo que se les dec&#237;a.</div><div class="s">Un ciego de Jeric&#243; recibe la vista</div><div class="r">(Mt. 20.29-34; Mr. 10.46-52)</div><div class="p"> 35Aconteci&#243; que acerc&#225;ndose Jes&#250;s a Jeric&#243;, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36y al o&#237;r a la multitud que pasaba, pregunt&#243; qu&#233; era aquello. 37Y le dijeron que pasaba Jes&#250;s nazareno. 38Entonces dio voces, diciendo: &#161;Jes&#250;s, Hijo de David, ten misericordia de m&#237;! 39Y los que iban delante le reprend&#237;an para que callase; pero &#233;l clamaba mucho m&#225;s: &#161;Hijo de David, ten misericordia de m&#237;! 40Jes&#250;s entonces, deteni&#233;ndose, mand&#243; traerle a su presencia; y cuando lleg&#243;, le pregunt&#243;, 41diciendo: &#191;Qu&#233; quieres que te haga? Y &#233;l dijo: Se&#241;or, que reciba la vista. 42Jes&#250;s le dijo: Rec&#237;bela, tu fe te ha salvado. 43Y luego vio, y le segu&#237;a, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.</div>
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 <div class="chapter ch19" data-usfm="LUK.19">
 <div class="label">19</div><div class="s">Jes&#250;s y Zaqueo</div><div class="p"> 1Habiendo entrado Jes&#250;s en Jeric&#243;, iba pasando por la ciudad. 2Y sucedi&#243; que un var&#243;n llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver qui&#233;n era Jes&#250;s; pero no pod&#237;a a causa de la multitud, pues era peque&#241;o de estatura. 4Y corriendo delante, subi&#243; a un &#225;rbol sic&#243;moro para verle; porque hab&#237;a de pasar por all&#237;. 5Cuando Jes&#250;s lleg&#243; a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6Entonces &#233;l descendi&#243; aprisa, y le recibi&#243; gozoso. 7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que hab&#237;a entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Se&#241;or: He aqu&#237;, Se&#241;or, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9Jes&#250;s le dijo: Hoy ha venido la salvaci&#243;n a esta casa; por cuanto &#233;l tambi&#233;n es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se hab&#237;a perdido.#Mt. 18.11.</div><div class="s">Par&#225;bola de las diez minas</div><div class="p"> 11Oyendo ellos estas cosas, prosigui&#243; Jes&#250;s y dijo una par&#225;bola, por cuanto estaba cerca de Jerusal&#233;n, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestar&#237;a inmediatamente. 12Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un pa&#237;s lejano, para recibir un reino y volver. 13Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas,#19.13 Moneda que correspond&#237;a a 100 dracmas. y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14Pero sus conciudadanos le aborrec&#237;an, y enviaron tras &#233;l una embajada, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros. 15Aconteci&#243; que vuelto &#233;l, despu&#233;s de recibir el reino, mand&#243; llamar ante &#233;l a aquellos siervos a los cuales hab&#237;a dado el dinero, para saber lo que hab&#237;a negociado cada uno. 16Vino el primero, diciendo: Se&#241;or, tu mina ha ganado diez minas. 17&#201;l le dijo: Est&#225; bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendr&#225;s autoridad sobre diez ciudades. 18Vino otro, diciendo: Se&#241;or, tu mina ha producido cinco minas. 19Y tambi&#233;n a este dijo: T&#250; tambi&#233;n s&#233; sobre cinco ciudades. 20Vino otro, diciendo: Se&#241;or, aqu&#237; est&#225; tu mina, la cual he tenido guardada en un pa&#241;uelo; 21porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22Entonces &#233;l le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sab&#237;as que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembr&#233;; 23&#191;por qu&#233;, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25Ellos le dijeron: Se&#241;or, tiene diez minas. 26Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dar&#225;; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitar&#225;.#Mt. 13.12; Mr. 4.25; Lc. 8.18. 27Y tambi&#233;n a aquellos mis enemigos que no quer&#237;an que yo reinase sobre ellos, traedlos ac&#225;, y decapitadlos delante de m&#237;.#Mt. 25.14-30.</div><div class="s">La entrada triunfal en Jerusal&#233;n</div><div class="r">(Mt. 21.1-11; Mr. 11.1-11; Jn. 12.12-19)</div><div class="p"> 28Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusal&#233;n. 29Y aconteci&#243; que llegando cerca de Betfag&#233; y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envi&#243; dos de sus disc&#237;pulos, 30diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallar&#233;is un pollino atado, en el cual ning&#250;n hombre ha montado jam&#225;s; desatadlo, y traedlo. 31Y si alguien os preguntare: &#191;Por qu&#233; lo desat&#225;is? le responder&#233;is as&#237;: Porque el Se&#241;or lo necesita. 32Fueron los que hab&#237;an sido enviados, y hallaron como les dijo. 33Y cuando desataban el pollino, sus due&#241;os les dijeron: &#191;Por qu&#233; desat&#225;is el pollino? 34Ellos dijeron: Porque el Se&#241;or lo necesita. 35Y lo trajeron a Jes&#250;s; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jes&#250;s encima. 36Y a su paso tend&#237;an sus mantos por el camino. 37Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los disc&#237;pulos, goz&#225;ndose, comenz&#243; a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que hab&#237;an visto, 38diciendo: &#161;Bendito el rey que viene en el nombre del Se&#241;or;#Sal. 118.26. paz en el cielo, y gloria en las alturas! 39Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus disc&#237;pulos. 40&#201;l, respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamar&#237;an.</div><div class="p"> 41Y cuando lleg&#243; cerca de la ciudad, al verla, llor&#243; sobre ella, 42diciendo: &#161;Oh, si tambi&#233;n t&#250; conocieses, a lo menos en este tu d&#237;a, lo que es para tu paz! Mas ahora est&#225; encubierto de tus ojos. 43Porque vendr&#225;n d&#237;as sobre ti, cuando tus enemigos te rodear&#225;n con vallado, y te sitiar&#225;n, y por todas partes te estrechar&#225;n, 44y te derribar&#225;n a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejar&#225;n en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitaci&#243;n.</div><div class="s">Purificaci&#243;n del templo</div><div class="r">(Mt. 21.12-17; Mr. 11.15-19; Jn. 2.13-22)</div><div class="p"> 45Y entrando en el templo, comenz&#243; a echar fuera a todos los que vend&#237;an y compraban en &#233;l, 46dici&#233;ndoles: Escrito est&#225;: Mi casa es casa de oraci&#243;n;#Is. 56.7. mas vosotros la hab&#233;is hecho cueva de ladrones.#Jer. 7.11. 47Y ense&#241;aba cada d&#237;a en el templo;#Lc. 21.37. pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarle. 48Y no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oy&#233;ndole.</div>
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