¿Quién Eres? Tu Identidad en CristoMuestra

TIENES PROPÓSITO

Dios nos creó, nos salvó y nos ha dejado en esta tierra con un propósito muy específico que podemos llevar a cabo si cumplimos con los roles que Él nos ha dado. Te ha dejado en esta tierra para que seas:

Embajador.

Como miembro de la diplomacia divina, representas a Dios y a sus propósitos en esta tierra. Somos embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20). Representamos los valores y principios celestiales y no los terrenales y se nos ha encomendado el mensaje de la reconciliación entre Dios y la humanidad. Dios nos llamó por su propia gloria y excelencia (2 Pedro 1:3). Así que tienes un nombramiento y llamado oficial. Jesús mismo dijo que somos la luz del mundo (Mat. 5:14). 

Obrero.

No solo debemos traer un mensaje de salvación, pero también debemos arremangar  la camisa y trabajar duro para que ese mensaje llegue a todas partes del mundo. Dios nos ha dado diferentes “talentos” (ver Mateo 25:14-30) y Él espera que produzcamos con intereses para su reino. De hecho, Él nos pide que pidamos al Padre por más obreros para su mies (Mateo 9:38). ¿Por qué no empezar entonces a actuar como obreros de Dios en nuestra propia vida? Dios quiere que nos presentemos delante de Él como obreros aprobados que no tienen nada de qué avergonzarse. (2 Tim. 2:15)

Soldado.

Dios sabe que la naturaleza de la misión no siempre es fácil. Por eso, por medio del apóstol Pablo en 2 Timoteo 2:3-4 tenemos una palabra de ánimo: “Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles.” No debemos huir del sufrimiento, sino entenderlo como parte de la misión.

Sacerdote.

Eres un ministro, un sacerdote. Eso significa uno que intercede por otros. Tú puedes y debes ayudar espiritualmente a otros a crecer hasta convertirse en miembros del cuerpo, parte de la familia y hasta crecer a la plena estatura de Cristo.

Aplicación: no vas a encontrar tu misión en esta tierra en tu carrera universitaria, ni en tu profesión ni siquiera en ti mismo. La misión que Dios te ha dado es grande y cumplirla ta hará sentirte lleno de satisfacción.

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