Esenciales para vivirMuestra

Las buenas decisiones siempre concuerdan con la Palabra de Dios

Cuando necesitas tomar una decisión, la primera e ideal prueba es esta: “¿Mi decisión está en armonía con la Palabra de Dios?”.

Tienes que decidir cuál va a ser tu máxima autoridad en la vida. Realmente se reduce a dos opciones: la Palabra de Dios o el mundo. ¿Vas a basar tus decisiones en lo que dice Dios o en lo que dicen otras personas?

Si basas tu vida en la opinión popular, siempre estarás desactualizado, porque cambia todos los días. Lo que estaba "de moda" ayer no estará "de moda" hoy y lo que está "de moda" hoy no estará "de moda" mañana. Si basas tu vida en la cultura popular, lo políticamente correcto o las encuestas de opinión, no tienes principios por los que vivir. ¡Eso se llama una base cambiante!

Por otro lado, si basas tu vida en la Palabra de Dios, la verdad nunca cambia. La verdad siempre es verdad. Entonces, si Dios dice que algo estuvo mal hace 10.000 años, también estuvo mal hace 500 años, está mal hoy y estará mal dentro de 1.000 años. No me importa lo que digan las encuestas de opinión, lo políticamente correcto o los medios. Si Dios dice que está mal, está mal. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Si Dios dice que está bien, siempre estará bien. ¡Esa es una base sólida!

Dios ha establecido el universo con ciertas leyes: físicas, morales y espirituales. Dios construyó el universo en torno a estas leyes no porque sea caprichoso sino porque todas son para tu beneficio. Cuando cooperas con los principios de este universo, tienes éxito. Si rechazas, te rebelas, desobedeces e ignoras los principios de Dios, eres tú quien sale lastimado. Nunca quebrantas las leyes de Dios. ¡Te rompen! Si subo a lo alto de un edificio y salto, no rompo la ley de la gravedad. Esta me rompe. Lo mismo ocurre con las leyes morales y las leyes espirituales. No puedes simplemente burlarte de Dios y salirte con la tuya. Inevitablemente hay un ajuste de cuentas. Cada vez que violas los principios de Dios, te estás buscando problemas.

Con todo esto en mente, puede estar seguro de tu decisión. Si Dios dice que está bien, entonces hazlo. Si Dios dice “no”, entonces no lo hagas.

“Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmo 119:105 NVI).

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