Dios Con NosotrosMuestra

Padre Eterno

Aunque todos tenemos diferentes experiencias con nuestros padres terrenales, sabemos que ninguna relación es perfecta. Ya sea que el nombre "padre" nos traiga buenos recuerdos o nos pese en el corazón, qué regalo tenemos en Jesús, nuestro perfecto y Eterno Padre.

A través de la vida, muerte y resurrección de Jesús, somos bendecidos con un acceso directo a Dios. Cuando seguimos a Jesús, somos adoptados en la familia de Dios, y, como sus hijos, disfrutamos de todos los beneficios de vivir bajo su cuidado.

Jesús destacó uno de esos beneficios en la Parábola del Hijo Pródigo (o Perdido), mostrando el alcance del amor de Dios por sus hijos, ¡cómo nunca se rinde ante nosotros, sin importar lo lejos que vayamos! Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, también usó el momento para recordarles cuán dispuesto está Dios de proveer abundantemente para sus hijos que son lo suficientemente audaces para pedir:

"¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!" (Mateo 7:9-11 NVI)

Qué increíble bendición que, a pesar de nuestras experiencias, se nos invite a una relación con un Padre bueno e inmutable.

Esta temporada, animaos con esta bella descripción de nuestro Padre Eterno que se encuentra en el libro de Santiago: Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras." (Santiago 1:17 NVI) En él tenemos esperanza, sanidad y la promesa de su cuidado para siempre.

Oración: Gracias, Jesús, por tu perfecto ejemplo de lo que debe ser un Padre. Suaviza mi corazón para recibir la verdad de saber que el corazón de esta época eres Tú, y Tú corazón en esta época es para mi. ¡Eres un buen Padre!