No te desanimes por Jason MeyerMuestra

Qué hacer cuando te sientes abrumado

Veamos los primeros días juntos como una visita al optometrista para un examen de la vista. Como el desánimo es una lucha por la visión, apartaremos la mirada de las falsas esperanzas y la fijaremos en la grandeza de Dios. Cada día requerirá revisar algo distinto en esta lucha. Todos tenemos idea de cómo enmarcar nuestra realidad, pero ¿es precisa? ¿Quién puede contar nuestra historia? Veremos cómo el Dios que escribe nuestra historia también es quién la cuenta.

Al usar la escala de medida incorrecta y sacar a Dios de la ecuación, nos desanimamos. El desánimo es una verdad a medias; ve la verdad de una situación desafiante, pero miente sobre la parte de Dios en la solución. Sí, lo que se acumula en nuestra contra puede parecer muy grande, pero no es el panorama completo.

Perdemos el ánimo al estar de acuerdo con la mentira de que las dificultades son más grandes que Dios, y perdemos la lucha al no ver a Dios correctamente. Cuando la percepción y la realidad no se alinean correctamente, nos abrumamos.

Deja de pensar que Dios es pequeño. Nuestros corazones son presa fácil cuando los problemas parecen más de lo que Dios puede manejar. Pero como un telescopio revela el verdadero tamaño de las estrellas, la Escritura nos da una medida precisa para redimensionar los problemas a la luz de la grandeza de Dios.

Isaías 40 muestra al pueblo de Dios desanimado porque parecían muy débiles en comparación con la poderosa nación que los tenía en cautiverio. El problema era que los israelitas creían una verdad a medias. Sí, sus captores eran más fuertes—¡los babilonios no eran un problema menor!—pero los israelitas usaron la escala errada para medir el problema. Quitaron a Dios de la ecuación y se compararon con sus captores, en lugar de compararlos a ellos con su Salvador.

La otra cara de la moneda también es cierta: tomamos cosas pequeñas y las sacamos de proporción para hacerlas más grandes que Dios. Reducimos la grandeza de Dios al entendimiento humano, mientras que inflamos y magnificamos los problemas para hacerlos más grandes que Dios. El desánimo crece cuando encogemos a Dios a nuestro tamaño.

¿De qué manera minimizas la grandeza de Dios por lo abrumador de tus circunstancias?