[Seguidores] Una vida con propósitoEjemplo

Embajadores de Cristo

Después de que Jesús resucitó de la muerte, dio un mensaje final a sus seguidores. Él dijo: «Vayan y hagan discípulos a todas las naciones». Los comisionó para ser sus embajadores. Como seguidores de Cristo, compartimos esa comisión. Es por eso que tú y yo estamos en este planeta. ¡Estamos aquí para impactar a otros para la eternidad!

Jesús apareció en nuestras vidas porque necesitábamos un Salvador. Necesitábamos perdón y reconciliación con Dios y entre nosotros. Nos hemos reconciliado con Dios no porque actuamos juntos o hicimos algo para ganarlo. Todo se debe a lo que Jesús ha hecho por nosotros. Simplemente creímos.

Una vez que nos hemos reconciliado con Dios a través de la fe en Jesús, Dios comparte con nosotros este ministerio de reconciliación. De hecho, el propósito de nuestra vida está envuelto alrededor de esta misión de reconciliar a otros con Dios a través de la fe en Jesús. Dios hace su llamado a los demás a través de nosotros, para que también se reconcilien con él.

Los primeros seguidores de Cristo que fueron comisionados para ser sus embajadores y compartir este ministerio de reconciliación fueron hombres y mujeres con fallas. Sin embargo, conociendo todos sus defectos y fracasos, Jesús les confió este ministerio. De la misma manera, nos ha elegido, tan rotos y defectuosos como estamos nosotros para unirnos a él, para reconciliar a las personas con Dios.

Esto es lo que significa ser un «pescador de hombres». Mi propósito de estar aquí es que otros puedan creer en Jesús y reconciliarse con Dios a través de él. Tal vez eso sucede porque me presento en sus vidas en el momento adecuado para demostrar el amor de Dios e invitarlos a creer. ¡Imagínate el impacto que puedes tener cuando animas y cuidas la vida de otra persona!

Puedes ser un ministro de reconciliación donde quiera que vayas. Esto le da a tu vida en el trabajo, en la escuela y en el hogar, un nuevo nivel de significado y propósito. Quizás la razón por la que trabajas donde lo haces, es para aparecer en la vida de alguien. Tal vez alguien está preguntando en lo profundo de su alma: «¿Hay un Dios?», «¿Dios se preocupa por mí?» Tal vez, tú eres quien se presentará a esa persona de tal manera, que lleguen a creer que hay un Dios que los ama y quiere una relación con ellos. Ámalos de la manera como Jesús te ama.