Crisis de identidadMuestra

Una revelación

La identidad se ha convertido en un gran problema, donde se cree que la supervivencia es la norma. Vivimos en una generación que está en un modo de supervivencia emocional y psicológica. La identidad se define por la forma en que una persona se ve a sí misma en relación con otras personas, incluida su raza, género, sexualidad, nacionalidad, normas familiares, cultura y valores personales.

En el libro de Efesios, Pablo ora para que tengamos una nueva revelación de quién es Cristo. Cuando tienes una revelación de quién es tu Salvador, obtienes una nueva perspectiva sobre quién eres tú. Esto le pasó a Pedro, quien era parte del círculo íntimo de Jesús. Estaban en un lugar llamado Cesarea de Filipo, que se encuentra al norte de Galilea y era una ciudad pagana. Allí se ubica una gran cueva llamada Banias, que en la mitología griega era considerada una de las puertas al inframundo. Era un lugar de oscuridad espiritual. Parecería inusual, que Jesús llevara a los discípulos en su frecuente viaje alrededor del Mar de Galilea y Jerusalén hasta el norte, a Banias, pero en realidad era un camino muy recorrido por ellos. Jesús pregunta a sus discípulos, en este lugar de extrema idolatría, quiénes dicen los hombres que es él. Jesús no tenía ningún problema con su identidad. Sabía quién era desde su niñez. A la edad de 12 años, dijo que se dedicaba a los negocios de su Padre. Él entendió su identidad. Pero en este momento, quería que los discípulos le dijeran quién decía la gente que era. Pedro habló y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente». Jesús inmediatamente llama a Pedro: «Bendito». Le dice: «No descubriste esto por tu cuenta. Te fue revelado por mi Padre Celestial». Luego cambia su nombre de Simón a Pedro, que significa «roca». En este momento, sobrenaturalmente, los ojos de Pedro se abrieron y tiene una revelación de Jesús.

Cuando tenemos una revelación de quién es Dios, obtenemos una nueva revelación de quiénes somos. Cuanto más conocemos a Dios, más sabemos quiénes somos en él y más entenderemos nuestro propósito aquí en la Tierra. Es posible que no obtengamos un nombre nuevo como lo hizo Pedro, pero al igual que él, ganaremos confianza y una nueva identidad en Cristo. Eres una nueva creación.