[Serie Seguidores] Cómo confiar en lugar de preocuparseMuestra

La cruz

George Mueller dijo en una ocasión, «El inicio de la ansiedad es el final de la fe, y el inicio de la verdadera fe es el final de la ansiedad».

Jesucristo puede suplirte cada necesidad y te valora tremendamente. Ahora, ¿dónde se ve mejor esto? Esto se ve más claramente en la cruz de Cristo. Las dos cosas se ven con claridad en la cruz. Él derramó su sangre, para suplir todas nuestras necesidades. Él perdonó tus pecados, con esa sangre. Él te dio el poder de la vida, en esa sangre. Él te dio la habilidad de conectarte con Dios, con esa sangre.

El amor comienza a derramarse en su sangre, mostrando no solamente su provisión para nosotros, sino también el valor que él ha puesto en tu vida. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna». «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». «Nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».

¿Has confiado en la cruz de Jesucristo para tu salvación? ¿Has puesto tu fe en Jesús para decirle, «Quiero que seas mi Salvador? Sé mi Salvador, quiero dejar mi matrimonio a tus pies. Quiero dejar mi trabajo a tus pies. Quiero dejar mi desempleo a tus pies. Quiero dejar mi soltería a tus pies. Quiero dejar mis hijos a tus pies. Quiero dejar todas estas cosas por las que me preocupo, porque yo conozco que tú puedes suplir todas mis necesidades. Yo conozco que soy valioso para ti, y eso fue evidente en la cruz. Quiero confiar en ti en todo esto».

Ese es el poder de Cristo. En el año 381 d. C. un hombre llamado Gregorio dijo, «Jesús comenzó su ministerio estando hambriento, aunque él es el pan de vida. Jesús terminó su ministerio en la tierra estando sediento en la cruz, aunque él es el agua viva. Jesús estaba cansado, aunque él es nuestro descanso. Jesús fue acusado de tener demonios, aunque él echaba fuera demonios. Jesús lloró, aunque él seca todas nuestras lágrimas. Jesús fue vendido por 30 piezas de plata, aunque él redimió al mundo. Jesús fue llevado como cordero al matadero, aunque es nuestro buen pastor. Jesús murió, aunque por su muerte, él destruyó el poder de la muerte».