El arte de ser vecino: Tercera semanaMuestra

En los últimos seis días, has estudiado cómo Dios nos da poder para obedecer su orden de amar a los demás. A veces, amar a alguien más puede sentir que te estás muriendo, ya que requiere que renunciemos a cosas que atesoramos (como nuestro tiempo, nuestra comodidad, nuestros recursos, nuestro orgullo). Pero también hemos aprendido de la Palabra de Dios por qué no debemos temer amar a los demás con generosidad y valentía. Una de las características propia de nuestro Señor es la generosidad abundante. Esta generosidad no se limita a sus seguidores, ni es solo generosidad espiritual.

El abundante amor de Jesús se ilustra dramáticamente cuando alimenta a las personas que lo han seguido, no para escuchar su mensaje, nos dice Juan, sino porque lo vieron curar a los enfermos. Independientemente de sus motivos, Jesús tiene compasión de la gran multitud. Tomando la escasa porción de dos peces y cinco panes, le agradece a Dios por la comida. Luego, distribuye la comida a la multitud, y sigue multiplicándose.

Oración

Señor Jesús, nos has proporcionado nuestro verdadero pan, tú mismo. Gracias por el regalo de tu vida y tu presencia. Por favor guíame y dame el poder para dar a los demás.

Lee

El amor de Jesús es cálido, compasivo y práctico.

Juan 6:1–15

Reflexiona

A medida que seguimos a Cristo, crecemos para ser más como él: podemos tener una comunión más profunda con los demás, una mayor generosidad, más coraje. Cuanto más damos y amamos a los demás, más conocemos a nuestro Señor y experimentamos su alegría (véase Filemón 6–7).

Responde

Escribe una lista de algunas cosas que te intimiden acerca de amar a los demás, tal vez tu vecino, tu compañero de trabajo, tu hermano o esa persona difícil en la iglesia. Al lado de cada elemento en tu lista, escribe una verdad de la Escritura que te dará coraje para enfrentar ese miedo. Pídele al Espíritu Santo que te dé oportunidades para amar.