Vivir renovado: El PerdónMuestra
Límites
Con el poder restaurador de Dios que vive dentro de nosotros, podemos aprender a confiar y ser vulnerables con las personas de nuevo después de haber sido heridos. Pero eso no siempre significa que las cosas deban volver a ser como antes. Establecer límites es saludable y necesario en este mundo roto.
Cuando perdonamos a alguien, no significa que tengamos que aceptar su futuro mal comportamiento o ponernos voluntariamente en peligro de nuevo. De hecho, al no tener límites, esencialmente estamos diciendo que no creemos que merecemos ser tratados bien. Pero cuando ponemos límites saludables, estamos declarando que somos dignos de amor y respeto.
Ahora bien, hay una diferencia entre límites y muros. Los límites dan a los demás las reglas para interactuar con nosotros, mientras que los muros mantienen a todos a distancia. Como seguidores de Cristo, es importante que aprendamos a encontrar el equilibrio adecuado entre la asertividad y la vulnerabilidad.
Los límites son necesarios para proteger lo que es sagrado para nosotros. Si no nos gusta en qué nos convertimos cerca de alguien, debemos limitar la cantidad de tiempo que pasamos con él. Si alguien nos hace sentir menos de lo que Dios nos hizo ser, debemos defendernos y poner límites. Se supone que debemos amar a nuestros enemigos, pero eso no significa que tengamos que comer con ellos.
Los límites saludables significan hacer cambios si hay personas que no son seguras o que no es conveniente tener cerca. A veces nos ponemos en situaciones peligrosas o hirientes porque deseamos tanto que los demás conozcan a Jesús. Pero tenemos que entender que, aunque Él decida utilizarnos, Dios no nos necesita para salvarlos. Él ya está persiguiendo sus corazones, y no se detendrá. Si no es prudente estar cerca de alguien, ámalo desde lejos orando por él.
A veces los límites que necesitamos no son externos sino internos. Decimos cosas terribles sobre nosotros mismos que nunca diríamos sobre otra persona. Incluso los comentarios sin importancia, como "soy un idiota" o "hoy tengo un aspecto horrible", pueden afectar a nuestros sentimientos de autoestima con el tiempo. Cuando estemos tentados a hablar o pensar negativamente sobre nosotros mismos, debemos hablar de la verdad bíblica sobre nuestras vidas. Debemos recordar que Dios nos ve como su obra maestra y combatir cada mentira con la verdad.
Piensa en el daño que estás trabajando para perdonar, y considera qué límites necesitas poner para protegerte de futuros daños. Ya sea pasando menos tiempo con alguien, diciéndole que no está bien que te hable con dureza o cambiando tu propio vocabulario sobre ti mismo, pídele a Dios que te ayude a lograr un equilibrio saludable con tus límites.
Acerca de este Plan
Muchos de nosotros andamos por ahí sanando heridas causadas por los dichos o hechos de otras personas. Constantemente, luchamos con ese bagaje porque no deseamos o no sabemos cómo perdonar. Este Plan no es para que alguien se libre de sus consecuencias o para hacernos sentir mejor. Es para ti. Es para que aprendas a perdonar y de esa manera poder sanar, liberarte del pasado y comenzar a vivir renovado.
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