[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] El pentateucoMuestra

Deuteronomio

Nuestro viaje de descubrimiento de las Escrituras ha llegado a la quinta pieza de nuestro rompecabezas. La imagen panorámica de las Sagradas Escrituras poco a poco va cobrando vida. Dios ha creado el mundo, a la humanidad, y ha establecido su pacto con una familia para bendecir a todas las familias de la tierra (Génesis).

Esta familia se ha convertido en un pueblo muy grande que fue esclavizado por el faraón de Egipto. Dios escucha el clamor de su pueblo y lo libera (Éxodo), cruzan el mar Rojo y reciben las leyes y mandamientos que organizarán a este pueblo (Levítico), para que apartados de las naciones paganas, se conviertan en una nación santa (apartada) para Dios. 

Dios mostró su mano de amor para con su pueblo a través de innumerables milagros, los guió y proveyó para cada necesidad. Ahora se hallaban en la entrada de la tierra que había prometido a sus antepasados. Pero a pesar de ello, la nación escogió la incredulidad, la murmuración, la queja y la rebelión (Números). Dios ordena dos censos para organizar a la nación antes de entrar en la Tierra Prometida y perdona a su pueblo una y otra vez manifestando su amor y compasión.

Israel estaba a punto de cruzar el río Jordán y comenzar la conquista de Canaán y Moisés, ya avanzado en años, estaba por acabar su carrera. La generación de israelitas que había visto los milagros y presenciado todas las hazañas maravillosas había perecido en el desierto y la nueva generación necesitaba conocer por qué estaban allí y de dónde venían y hacia dónde estaban yendo.

Es entonces que Moisés prepara a esta nueva generación para la conquista de Canaán. ¿Cómo? Repitiendo, recapitulando la ley, esto es lo que significa la palabra Deuteronomio. Vuelve a presentar los preceptos de la ley en términos prácticos y espirituales para ser aplicados en la nueva vida en Canaán. Pero el contenido de Deuteronomio es mucho más que la simple repetición de la ley. Se explican los privilegios y las responsabilidades del pueblo escogido por Dios y su relación con Jehová, el único Dios.

Dios hizo un pacto con ellos en el monte Sinaí y siempre se mantuvo fiel a este pacto, a pesar de que los israelitas no lo hicieron. De hecho, la palabra «acuérdate»o su equivalente, se repite muchas veces. La gratitud nace de este ejercicio de recordar la bondad de Dios en el pasado. Así lo expresó el apóstol Pablo: «Nosotros le amamos a él (Dios), porque él nos amó primero» (1 Juan 4:19). 

Descuidamos nuestra relación con Dios cuando olvidamos sus bondades y misericordia para con nosotros. Cuando olvidamos su amor, que es inagotable, y olvidamos su ley y sus mandamientos. Deuteronomio es así el libro de la piedad, una exhortación viva a recordar las graves consecuencias de olvidar las bendiciones y el amor de Dios para con nosotros.