9 Mentiras Comunes Que Los Cristianos Creen: Parte 1 de 3 Muestra

¡Nunca podría perdonar a esa persona! 

Naturalmente, a la gente no le gusta (o no quiere) perdonar. Queremos agarrarnos de la amargura porque pensamos quesi perdonamos a los que nos lastimaron, estamos perdonando sus acciones, es decir, que lo que hicieron está bien. Pero eso no es verdad. Dios es el juez y Él va a juzgar correctamente. La amargura, la falta de perdón y los rencores causan más daño a los que los que más se aferran a ellos. Sin embargo, cuando perdonamos, estamos diciendo: tú ya no puedes destruirme, derrotarme o impedirme porque mi Dios sana. Él es mejor que la amargura.

Mucha de nuestra amargura y falta de perdón provienen de situaciones triviales, aunque algunas historias involucran a víctimas reales. En estos casos, el perdón puede venir sólo de Dios ya que necesitamos un perdón divino.

Las Escrituras nos enseñan que si vamos a ser recipientes de la gracia de Dios, tenemos que impartir gracia a otros. El desafío de Jesús es que si no podemos perdonar a otros, es una prueba de que en verdad nunca recibimos el perdón de Dios. O, de una forma positiva y gloriosa, Él nos está enseñando que la forma más práctica de mostrar al mundo que entendemos el perdón es mostrándoles que sabemos perdonar. 

El perdón no es fácil. En realidad, es algo imposible para nosotros. Sin embargo, la buena noticia es que tenemos un Dios que hace lo imposible posible. “Porque para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1:37). 

Por último, el perdón es un acto de fe en un Dios que puede y va a hacer lo que nosotros no podemos hacer solos. 

La verdad es que esa amargura, esa falta de perdón y ese enojo son parte de una pesada y miserable carga difícil de soportar. Como cristiano, elige perdonar porque tu gran Dios eligió perdonarte. 

Preguntas para Reflexionar: 

Piensa en alguien que te ha lastimado. ¿Lo has perdonado? ¿Sientes que el perdón es inalcanzable en esta situación? Si es así, ¿qué te hace pensar eso? 

Tómate un tiempo para hacer una lista de las cosas que Dios te ha perdonado. Ya que has recibido la gracia y el perdón de Dios, ¿a quién necesitas perdonar y extender tu gracia hoy? 

Verdad: 

Si voy a ser perdonado, entonces tengo que saber perdonar.