Creer, VivirMuestra

Este pequeño pasaje es muy relevante hoy. Recordemos que cuando Pablo escribe esta carta a los cristianos que viven en Roma, eran gobernados por el Imperio Romano, uno de los imperios más crueles de la historia de la humanidad, sin valores, dominado por la inmoralidad interna.

En ese ambiente, Pablo da esta recomendación a los cristianos de ese momento. Le aclara a los creyentes que no están para cambiar gobernantes o las autoridades civiles, ni criticarlos, que el deber cristiano es obedecerlos.

Los seguidores de Jesús siguen lo que dijo Jesús: «Mi Reino no es de este mundo» Juan 18.36. Por lo tanto, el cristiano seguidor de Jesucristo no busca poder político para cambiar el mundo, interpreta que los gobernantes que están en el poder civil, fueron puestos por Dios. El seguidor de Jesús influye a la sociedad, siendo un verdadero seguidor de Jesús, en el cambio del individuo como persona, cambia la sociedad completa.

Y lo más fuerte lo encontramos en el versículo 2: «Así que quien se opone a la autoridad va en contra de lo que Dios ha ordenado.» Recordemos, que ese pequeño grupo de seguidores de Jesús transformó el mundo entero, tan solo viviendo como Jesús ordenó, siguiendo esas enseñanzas. La transformación de aquel mundo hace más de 2000 años, se dio por personas que confiaron en Dios y se arriesgaron a vivir como Él mandaba, a través de Jesús en un mundo que era hostil a los seguidores de Jesús.

Fue tal el valor de estas normas, que versículos como estos aun se ven escritos en piedras en las calles de algunas antiguas ciudades romanas. Porque estas normas impactaron el mundo. La forma de interpretar el mundo para un cristiano debe partir de la Biblia, de lo que Jesús enseñó.