El Evangelio A Través De Los Ojos De Pedro – Marcos 9–11Muestra
Día 3 — Para siempre
Texto: Marcos 10:1–12
Reflexiona:
«Si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos».
Piensa:
Para muchos jóvenes hablar de matrimonio es algo anticuado. La sociedad nos ha saturado de cosas desechables: electrónicos, envases, utensilios, servilletas; todo se puede tirar, sirve por un momento y luego se va a la basura. Por eso cuando se habla de un matrimonio «para siempre», se cree que es algo imposible o pasado de moda. No es raro escuchar a parejas que comentan que «no necesitan casarse para ser felices» y es una realidad. El sacramento del matrimonio no es una vacuna contra la infelicidad, sino una forma de poner a Dios como centro de la relación de la pareja, y de la familia.
Y lamentablemente muchas de las parejas que se casan, después de un tiempo se separan. Pueden existir muchas razones, pero podemos resumirlas en que hay un gran egoísmo. El egoísmo es el enemigo del amor, puede llevarnos a querer casarnos no porque en realidad deseemos pasar el resto de nuestras vidas con la otra persona sino por cumplir con un protocolo social. El egoísmo lleva a las parejas a perder el interés y dar por sentado que una vez que se han casado el otro tiene la obligación de soportar la indiferencia o malos tratos. También el egoísmo es el que lleva a dar prioridad a la propia satisfacción que conduce a la infidelidad.
Claro está que estos problemas no deben llevarnos a desvalorar el matrimonio, sino por el contrario, no debemos tomar esta decisión a la ligera y por encima de todo, pedirle a Dios que nos ilumine para saber mantenernos firmes y fieles en el amor.
Cuántos de nosotros vivimos siempre pendientes del indicador de carga de nuestro celular o la gasolina de nuestro auto, y nos preocupamos por recargar con frecuencia para que no se apague, lo mismo debemos hacer con nuestras relaciones, debemos mantenernos atentos a los indicadores de estancamiento o de disminución del interés y dediquemos tiempo a recargar el amor para que no se extinga. De este modo quienes ya dieron el «Sí», puedan mantenerse fieles a su promesa; y quienes sienten el llamado al matrimonio, reflexionen y pongan en manos de Dios la decisión para que el sea quien alimente el amor cada día.
Dialoga:
Señor Jesús, hoy quiero darte las gracias por la familia que me has dado, porque, aunque no es perfecta es una manifestación de tu amor a mí y de tu deseo de que yo esté aquí hoy. Quiero pedirte que me ayudes a ser un promotor del amor familiar no solo en la propia, sino para todos los que me rodean, que sea un ejemplo de la importancia de vivir en una familia que se ama y se mantiene firme en torno a ti.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a reforzar el amor en mi familia»
Recalculando:
Aún cuando el tema de familia y matrimonio está en una discusión muy abierta en los ambientes de la sociedad, te invito a que en primer lugar pienses en tu interior qué significa la fidelidad y cómo puedes mejorar en este tema. De la misma forma, si conoces personas que están pasando por un matrimonio con crisis, acércate y enséñales a orar y acompáñalos en su discernimiento.
Escrituras
Acerca de este Plan
A través de la práctica de Lectio divina aprenderás del mensaje de Jesucristo presentado en el Evangelio de Marcos a través de los ojos de Pedro, uno de sus primeros discípulos.
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://bibleresources.americanbible.org/