Vivir renovado: Conversaciones con DiosMuestra

Deseando Su voluntad

Al orar, Dios quiere que pidamos las cosas que queremos. Pero, deberíamos querer lo que Él quiere para nosotros. 

A menudo estamos demasiado concentrados en nuestra pequeña esquina del cuadro. Desde Su trono celestial, Él puede ver el cuadro completo de nuestras vidas y cómo estamos entrelazados en una historia mayor. Él es un buen Padre que prodiga amor, misericordia y gracia y podemos cofiar en que está orquestrando algo mejor de lo que jamás podríamos imaginar.

Me recuerda a años atrás cuando llevé a mi hijo al supermercado y se sorprendió al oir el precio de nuestras compras semanales. Le expliqué que era por eso que a veces le tenía que decir que no a los juguetes que quería. No porque no quisiera darle cosas, sino porque conocía el cuadro completo de nuestras finanzas y que necesitaba comida, ropa y vivienda más que un juguete.

De manera parecida, podemos querer que una relación funcione, o podemos querer el nuevo puesto en el trabajo. Un sufrimiento momentáneo puede prevenir la devastación futura. A veces, Dios está recortándonos para algo incluso mejor. Si seguimos adelante a través de esos momentos de quebrantamiento y dolor temporal, encontraremos propósito en ello. 

Cuando oramos, deberíamos pedir lo que queremos, pero únicamente si es lo mejor que tiene planeado para nosotros porque no podemos ver el plan maestro. El mejor ejemplo de cómo buscar la voluntad de Dios en oración es Jesús. En Su carne, no quería ir a la cruz y atravesar una muerte dolorosa. Pero creyó en el mayor plan para nuestra salvación y oró "no se haga mi voluntad, sino la tuya."

Puede ser difícil confiar en alquien que no conoces, pero tenemos promesas en la Palabra de Dios que es justo, misericordioso, cariñoso, bondadoso y proveedor. Mientras llegamos a conocerlo mejor, aprendemos a confiarle nuestro futuro. Rendir nuestra voluntad a la Suya perfecta aumenta nuestra dependencia en Él y profundiza nuestra relación. 

Práctica- Mientras oras hoy, pregúntale a Dios qué quiere para tu futuro. Dile lo que tú quieres, pero pídele que te ayude a querer lo que Él quiere para ti más que lo que tu quieres para tí mismo. Nota cómo esta perspectiva cambia tus oraciones.