Tras las pisadas de JesúsMuestra

La promesa cumplida

La promesa de Dios es Jesucristo, el cordero de Dios y al mismo tiempo el sacerdote de un mejor pacto. ¿Por qué cordero? Porque el pecado engendra muerte y alguien debía pagar con su vida por el pecado cometido. Esto lo hacía antes un cordero "expiatorio" que tomaba el lugar de quien había pecado. ¿Por qué sacerdote? Porque alguien tenía que presentar el cordero de ofrenda a nombre de quien había pecado. Ese mismo pecado hacía que nadie sea lo suficientemente recto o limpio para presentar la ofrenda. Jesús hizo ambas cosas.

La salvación ofrecida al pueblo de Israel era una más grande que solamente liberarles de los imperios opresores que los mantuvieron cautivos, también por causa de su desobediencia. Había algo más grande de que hacerles libres, y eso era el pecado que los hacía desobedientes.

Pero el misterioso plan de Dios no terminaba ahí, la promesa hecha a Abraham, en la que Dios se compromete a bendecir a todas las familias de la tierra también se cumple gracias a Jesús.

Es Jesús, descendiente de David, de la tribu de Judá, hijo de Abraham, quien trae en si mismo la salvación para toda lengua, tribu y nación. Todo aquel que le crea y le acepte como su Señor y Salvador, sea o no judío.

Ese fue siempre su misterioso plan, guardado en secreto por siglos, pero ahora revelado en Jesús, el autor y consumador de la fe. Ya no somos esclavos del imperio del pecado y de la muerte. El candado está roto, la puerta de nuestra celda está abierta y el precio por salir de la prisión ha sido cancelado.

• ¿Ya vives como alguien libre o qué esperas para salir de la cárcel que te tiene preso?
• ¿De que esclavitudes te ha liberado Cristo?
• ¿Por qué crees que la Biblia enseña que el pecado genera muerte?