Serie Ejercicio de confianza – Crecimiento espiritualMuestra

Dominio propio y paciencia

En el primer capítulo de esta segunda carta, Pedro nos da varias características que nos ayudan a aumentar nuestra fe en Jesucristo. Las primeras dos cosas, que es nuestra excelencia moral, y el conocimiento, que es vivir acorde a lo que conocemos. (2 Pedro 1: 5)

El siguiente atributo que nos muestra Pedro para agregar a nuestra fe, es dominio propio. Dominio propio tiene que ver con no ceder. (2 Pedro 1: 6) A veces, se refiere al pecado. Tenemos que elegir entre pecado y santidad, y decimos: «No voy a ceder a ese pecado». Y a veces, no implica santidad ni pecado. No necesitamos tener un postre en cada comida. O simplemente es el hecho de que suena el despertador y tengo que levantarme. O irse a la cama a tiempo.

Tú y yo fuimos a hacer más que solo nuestros antojos naturales. Entonces, no te rindas un "voy a comer como un loco, voy a dormir todo el día". Porque la falta de dominio propio te va a poner fin.

A continuación, Pedro mencionó su paciencia. (2 Pedro 1: 6) Mira cómo se unen estos dos atributos. El dominio propio no cede, y la paciencia no se rinde. Aquellos que pasan su vida cediendo, serán finalmente quienes se den den por vencidos. Cuanto más te rindas en cosas pequeñas, más fácil es dar por vencido cuando las cosas se ponen duras. (Hebreos 12: 1)

Vamos a encontrar muchos problemas en nuestra vida: enfermedad, personas malas, una mala inversión, una decisión equivocada. La vida es así. No sabemos cómo se va a hacer Dios, pero no tenemos que rendirnos. (1 Corintios 10:13)

Queremos ser personas que caminen con Dios de tal manera que decimos, «Señor, queremos que refine nuestros deseos. ¿Qué dice mi corazón? ¿Qué necesito realmente en mi alma? ¿Qué estoy buscando realmente?

De tal manera que, si no cedemos, tendremos una mejor oportunidad de no rendirnos. No te rindas. Para ahí. No sabes lo que Dios tiene para ti.