Serie Gracia, simple y profunda - Gracia y humildadMuestra
Siervos de Cristo
En el capítulo 4, Pablo comienza a cambiar un poco el juego. Él baja el fuego sobre los corintios solo un poco, porque había estado hablándoles bruscamente en los capítulos pasados. Él dice: Piensen en nosotros como siervos de Cristo y administradores de los misterios de Él.
¿Cuál es tu identidad? La mayoría de las personas responde esa pregunta con un título. Soy una madre. Soy un padre. Un médico. Un esposo o esposa. Pero esa no es necesariamente tu identidad. Son reconocimientos del mundo, pero ¿qué hay de tu identidad en Cristo? Bueno, eres un hijo adoptivo. Un hijo para siempre; completamente conocido, amado y bienvenido en la familia de Dios. Esa es tu identidad. No tienes que aparentar para permanecer con Dios. Él te ha declarado justo. Es el don de la gracia de Dios por lo que hizo Jesús, que fue el regalo más caro que se haya comprado, y eso es lo que vales.
Pablo quiere que pensemos en él como un siervo de Cristo. Piensa en eso por un segundo. ¿Quién determina los detalles de la servidumbre cuando eres un sirviente? ¿Tú? Por supuesto que no, pero el maestro sí. Cuando eres un administrador, y ponen la confianza en ti, ¿quién afirma si eres bueno en ese trabajo? El que ha confiado en ti. Pablo está diciendo que Cristo es el Señor de su servicio y Dios es el soporte de su mayordomía.
Los corintios tenían actitudes críticas y Pablo quería que supieran que no importa quién los está juzgando, ni siquiera se juzga a sí mismo porque Dios es quien nos examina. Desearía tener el corazón de Pablo porque el juicio me molesta. El juicio es difícil. Sin embargo, su punto es que no puede juzgarse a sí mismo como el siervo. El Maestro, nuestro Señor es quien juzga. Si Dios es quien nos juzga, ¿por qué nos juzgamos nosotros? No es nuestro deber, no debemos hacerlo.
¿Cuántos problemas relacionales encuentran su raíz en el juicio y el orgullo? Pienso mucho en eso. Pablo pregunta: ¿Qué tienes de especial?... ¿Y por qué te jactas? Orgullo, juzgar, alardear es lo que causa nuestros problemas relacionales. Muchas veces, actuamos como los corintios, pensando que somos mejores que otros. La pregunta nuevamente es: ¿cómo sería tu vida sin Jesús? La respuesta es: todos estábamos en el mismo lugar, en el fondo de un profundo agujero oscuro. La gracia de Dios nos encontró cuando éramos impotentes y pecadores.
La gracia de Dios es la única razón por la cual estamos fuera del agujero. Cuando te aferras a ese pensamiento, puede convertirse en una nueva forma radical de ver las relaciones en las que estamos. Desactiva el juicio, la superioridad y el clasismo de todo tipo. Es el regalo de la humildad dentro de la gracia.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cómo sería nuestra vida sin Jesús? ¿Dónde estaríamos? La verdad es que todos venimos del mismo lugar, del fondo de un agujero oscuro. Dios nos encontró cuando éramos impotentes e impíos, nos justificó a través de nuestra fe en Jesús, y ahora somos declarados justos. Es por su gracia que vivimos esta vida. Cuando entendemos esto, nos permite perseguir el carácter de Jesús y ser humildes. Este plan nos hablará sobre la humildad y cómo tomar un enfoque diferente de las relaciones en nuestra vida.
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Nos gustaría agradecer a Scot Pollok y Grace School of Theology, en asociación con The Center Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.gsot.edu y http//: www.elcentronetwork.com.