El Credo de los Apóstoles: La IglesiaMuestra
Santidad: Isaías 6:3-7
En las Escrituras, el concepto de santidad es complejo. Podemos decir que cuando la Biblia se refiere a alguien o algo como santo, la idea más básica es que esto es algo:
Moralmente puro.
Y en un sentido relacionado, “santo” también describe a la gente y cosas que son:
Apartadas para un uso de servicio especial para Dios.
Observaremos ambos aspectos de esta definición, empezando con el ser moralmente puro. Cuando decimos que algo o alguien es moralmente puro, queremos decir que es libre del pecado y corrupción.
En el sentido de pureza moral, la santidad tiene como raíz el carácter de Dios. La Escritura describe a Dios como El Santo en muchos pasajes, tales como 2 de Reyes 19:22, Proverbios 9:10, Isaías 30:11-15 y 1 de Juan 2:20.
No es sólo que Dios es infinito y nosotros finitos, pero que Él es moralmente otro diferente a nosotros. En Él no hay obscuridad ni sombra. En Él no hay impulsos malvados o inclinación a hacer lo que está mal. En Él no hay el más mínimo indicio o deseo de hacer mal.
Dr. J. Ligon Duncan III
Debido a que Dios es absolutamente santo, cualquier cosa pecaminosa que entre a su presencia inmediata es sujeta a su juicio e ira. Observamos esto en pasajes como 1 de Samuel 6:20, 2 de Reyes 24:3, y Hebreos 12:14. Aunque Dios puede retener su juicio por un tiempo, su santa presencia destruirá a aquellos cuyo pecado no es cubierto. Y como resultado, cualquier persona o cosa que entre a su presencia primero debe de ser hecho santo.
Por ejemplo, considere lo que aparece en Isaías 6:3-7:
Los serafines el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos… dijo Isaías ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo… es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. (Isaías 6:3-7)
En este pasaje, Isaías temió que él podía ser destruido delante de la presencia especial del Dios Santo debido a su pecado o culpa. Entonces, el serafín, uno de los ángeles de Dios, limpió el pecado de Isaías con un carbón encendido tomado del altar santo de Dios. Al ser limpiado, Isaías fue purificado del pecado - fue hecho santo. Y debido a esta nueva santidad, él fue capaz de estar delante de la presencia de Dios sin estar bajo juicio.
Como observamos en Isaías capítulo 6, la santidad de Dios es uno de sus atributos comunicativos - un atributo que lo caracteriza perfecta y completamente, pero que también caracteriza a sus creaturas de diversas formas. La naturaleza comunicable de la santidad se halla detrás de muchos mandamientos bíblicos para que los creyentes sean santos, como en Efesios 1:4, Hebreos 12:14, y 1 de Pedro 1:15-16. Debemos esmerarnos en ser moralmente puros tal como Dios es. Por supuesto, por nuestras propias fuerzas no podemos tener éxito en este esmero. Pero Cristo mismo tiene una pureza perfecta moral. Y cuando estamos en él, su justicia es acreditada a nosotros, y somos contados como seres absolutamente puros, completamente libres del pecado y la corrupción.
El segundo aspecto de nuestra definición de la palabra santo es que describe tanto a personas y cosas que son:
Apartadas para un uso de servicio especial para Dios.
En este sentido, hay cosas que pueden ser santas incluso si no son moralmente puras.
Por citar un ejemplo, consideremos lo que Pablo escribió en 1 de Corintios 7:14:
El marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido. (1 Corintios 7:14)
Aquí, Pablo dice que cuando un creyente se casa con alguien incrédulo, la persona incrédula es santificada, o como otras traducciones lo ponen, el incrédulo es hecho santo. La idea es que la persona incrédula es identificada con Dios y hecha útil para su servicio - incluso cuando no ha sido moralmente purificada por Dios en Cristo.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de lectura examina la sanción divina de la iglesia, y los hechos de que la iglesia es santa, católica o universal, y una comunión.
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