Serie Fuerte en lugares rotos - El sufrimiento de la aflicciónMuestra

Pablo y Hemán 

En esta segunda mirada a los personajes bíblicos que han sufrido aflicciones, miraremos a Pablo, cuya aflicción fue descrita como un aguijón en la carne. También miraremos a Hemán ezraíta, un personaje del Antiguo Testamento en los Salmos que nunca describe su aflicción. Al igual que con Pedro y David anteriormente, veremos tanto una razón para el sufrimiento como una respuesta. 

En la segunda carta de Pablo a la iglesia de Corinto, comparte que Satanás le ha dado un aguijón en la carne. Muchos eruditos han especulado porque Pablo no describe qué es su aguijón. Podría haber sido problemas de vista, epilepsia, cojera o una amplia variedad de enfermedades, pero parece haber sido física y permanente. ¿Alguna vez has experimentado alguna dolencia física que nunca parece desaparecer? Quizás la razón de Satanás para afligir a Pablo, fue enojarlo con el Señor por no eliminar esta enfermedad, pero Dios parece haber permitido que esto fortaleciera la dependencia de Pablo a Cristo. Él dice que está contento de jactarse de su debilidad para que el poder de Cristo se cumpla. Observa que los fuertes son tentados a apoyarse en su propia fuerza, pero los débiles tienen un solo lugar adonde ir: la fuerza de Cristo.

Hemán, por otro lado, comparte su situación en un Salmo titulado El sufrimiento de la aflicción. En este Salmo, no hay una sola palabra de acción de gracias o esperanza. De hecho, la descripción en hebreo, refiere un lugar de oscuridad donde toda esperanza, sueños y fe están enterrados. Sin embargo, aunque Hemán siente como si Dios hubiera dado la espalda; Hemán no da la espalda a Dios... de hecho, clama a Él por una respuesta. Lo que aprendemos de Hemán es que Dios desarrolla el increíble carácter de la paciencia al estar con nosotros a través del sufrimiento. La meta de Dios no es nuestra comodidad, sino el carácter. Nuestro carácter se forma en el horno de la aflicción, sin sufrimiento no se forma el carácter. Reconoce que en este lugar de sufrimiento hay muchas oraciones, sacudidas, vueltas, preguntas y lágrimas. Pero como dijo David en uno de sus Salmos: El llanto puede durar toda la noche, pero la alegría llega con la mañana. ¿Cómo obtenemos la alegría? Esperando pacientemente.