Serie Fuerte en lugares rotos - Pérdida vs. Ganancia Muestra

Pérdida personal

Dado que la pérdida personal en esta vida, es individual; y siendo que Dios es un Dios personal, tendría sentido que proveyera cosas personales para su creación cuando sufren una pérdida. Él hace justo eso. Ofrece tres cosas muy personales en nuestra situación de pérdida personal.

Primero, provee una Persona, su Hijo, Jesucristo. El escritor del evangelio, Mateo, registra las últimas palabras de Jesús a sus discípulos de la siguiente manera: «Yo estoy», que es la promesa de Cristo mismo; «Contigo siempre», nunca te dejará o abandonará porque Él siempre está contigo; «Hasta el fin de los tiempos», que es la eternidad; «Amén», que significa que así sea, o cuenta con eso. 

En nuestros tiempos de pérdida, Dios primero nos da a su Hijo para siempre. Segundo, proporciona un propósito. Dios nos dice en Eclesiastés que hay un tiempo y una temporada para todo, incluida la pérdida. Hay un tiempo para morir, llorar, derrumbarse, lamentarse y perder. Sin embargo, ten en cuenta que Él también proporciona un tiempo para nacer, sanar, edificar, reír, bailar y ganar. Dios nos dice que habrá pérdida, pérdida personal, y que es parte de la vida, pero que también proporciona ganancia, que también es parte de la vida. Entonces, en medio de la pérdida, Dios también proporciona ganancia.

Finalmente, Dios provee un lugar. Juan registra las palabras de Jesús cuando dijo: «No te preocupes», ¿por qué? Porque Cristo está con nosotros. Su siguiente palabra es «creer», que es el contraste con un corazón atribulado. Él dice: «Voy a preparar un lugar para ti... y volveré a buscarte... para que estés donde yo estoy». Jesús mismo ha prometido un hogar eterno, su regreso, y estar con nosotros para siempre.

Cuando experimentamos pérdida personal en esta vida, Dios provee una persona, Jesús; Él proporciona un propósito. Esa pérdida y ganancia son parte de su plan en la tierra; y un lugar, un hogar eterno con Jesús. Dios está en nuestra pérdida personal y esa es una promesa a la cual aferrarnos.