Navidad, la llegada del SalvadorMuestra
Los creyentes del Antiguo Testamento habían experimentado la provisión milagrosa de Dios al recibir el maná durante cuarenta años en el lugar donde las leyes naturales lo calificarían como algo imposible, en el desierto. Sus cuerpos fueron saciados y experimentaron la fidelidad y cuidado del Señor por los suyos, aunque finalmente cada uno de esa generación, con excepción de Josué y Caleb y los menores de veinte años, murió en el desierto. Dios mismo explica el propósito del desierto y el maná de la siguiente manera: “El Señor te afligió, y te hizo sentir hambre, pero te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vive el hombre, sino que vive de todo lo que sale de la boca del Señor” (Deuteronomio 8:3).
Ese maná o pan era sombra de Aquel pan que habría de venir. Cristo es “todo lo que sale de la boca del Señor”. Es decir, es la Palabra de Dios, la voz de Dios hablándonos a nosotros. La provisión del maná en el desierto apuntaba a algo mucho más profundo que la materialidad del alimento. Apuntaba a edificar la fe del pueblo en el cimiento inconmovible de la Palabra de Dios que debía ser el alimento que saciara el hambre del alma. “Dios… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…” (Heb. 1:1) Cristo es la Palabra de Dios, es el pan de Dios que viene a saciar por completo y para siempre nuestra alma.
Oración:
Padre gracias por Cristo, tu Palabra para nosotros, el alimento para nuestra alma. Te agradecemos porque nos has dado tu Maná en la Navidad capaz de sostenernos en nuestros desiertos hasta que también entremos en la Tierra Prometida. Permítenos compartir con otros que Dios es proveedor del cuerpo y del alma. En Cristo Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Una pausa para reflexionar sobre el significado de la llegada de nuestro Salvador.
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Nos gustaría agradecer a la Sociedad Bíblica Argentina por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.sba.org.ar