Esperando aquí por Tí, un viaje de esperanza de AdvientoMuestra

LA HUMILIDAD SE VE BIEN EN TODOS

REFLEXIÓN

Jesús es el Rey de Reyes, pero llegó como un siervo humilde. La humildad no es pensar que eres menos, nunca debes olvidar que es Jesús quien te hizo más. Entonces, ¿cómo te vuelves como Jesús? ¿Cómo desarrollas un espíritu de humildad?

La humildad es el resultado de estar con Jesús. Cualquiera que camine íntimamente con Él no se considerará mejor de lo que debería. Ser amados por Jesús e invitados a una relación con Él, es todo lo que necesitamos para evaluarnos bien y asumir Su gentileza y gracia.

Ser humilde no significa que tengas que ser débil. Dios te ha dado todo lo que necesitas para vivir con la confianza de ser Suyo
. Los orgullosos nunca adorarán verdaderamente el nombre de Dios en alabanza. Sin embargo, Él eleva a los humildes a nuevas alturas.

MEDITACIÓN Y ORACIÓN

Una letanía privada de humildad

Del deseo de ser preferido, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser consultado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser aprobado, líbrame, Jesús.

Desde el deseo de lo todo fácil y la comodidad líbrame, Jesús.
Del miedo de ser humillado, líbrame, Jesús.
Del miedo de ser criticado, líbrame, Jesús.
Del miedo de ser pasado por alto, libérame, Jesús.
del miedo de ser olvidado, líbrame, Jesús.
Del miedo a la soledad, líbrame, Jesús.

Del miedo a ser herido, líbrame, Jesús.
Del temor al sufrimiento, líbrame, Jesús.

Que otros puedan ser amados más que yo,
Jesús, concédeme la gracia para desearlo.
Que otros puedan ser elegidos y yo no,
Jesús, concédeme la gracia para desearlo.
Para que otros sean alabados y yo desapercibido,
Jesús, concédeme la gracia de desear esto.

Oh Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón como el Tuyo.
Oh Jesús, manso y humilde de corazón, fortaléceme con Tu Espíritu.
Oh Jesús, manso y humilde de corazón, enséñame Tus caminos.

Oh, Jesús, manso y humilde de corazón,
ayúdame a poner de lado mi importancia personal
para aprender a cooperar con los demás
que hagas posible la presencia de ti Abba en mi hogar. Amén.

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Adaptado de una oración de Rafael,
Cardenal Merry Del Val, 1865 - 1930