Corriendo la carrera de la fe: Serie Jesús es más grande #8Muestra
Una raíz de amargura
Reflexiones sobre la Palabra
Aprendamos un poco más sobre el propósito de la disciplina de Dios. Primero, nos hace fuertes para lidiar con las dificultades. Ayuda cuando luchamos con las áreas difíciles de nuestra vida. Aprendemos a enfrentar los problemas y ese esfuerzo nos fortalece. Las áreas débiles ya no son impedimentos, esas debilidades ya no causan tropiezos en nuestro caminar con Dios. Satanás ya no es capaz de "sacarnos de la acción" mientras luchamos con nuestras debilidades y limitaciones. Al contrario, la disciplina nos permite recibir sanidad en esas áreas de nuestra vida y esto es algo que cada uno de nosotros requiere. Permite que la disciplina de Dios active eso en ti.
Segundo, la disciplina de Dios expone las actitudes del corazón. El propósito de la disciplina es llevar santidad a nuestras vidas. A menudo expone un corazón no dispuesto, una obstinación contra el cambio; esta obstinación puede resultar ser una ofensa profundamente arraigada contra Dios, una raíz de amargura que nos contamina interiormente. La debilidad espiritual causa que estemos contaminados. Dios es capaz de lidiar con esto muy fácilmente. Sin embargo, una herida que hace que nuestros corazones estén mal dispuestos a recibir la disciplina de Dios produce un estilo de vida lleno de contaminación. Nos convertimos en personas enojadas, que busca conflictos en vez de buscar paz, personas que buscan justificar su herida antes que recibir la bendición de Dios. Esta clase de corazón no podrá recibir bendiciones de Dios. Dios lo va a exponer no porque quiera avergonzarnos sino porque desea que recibamos Su bendición. Él está dispuesto a recibir nuestro rechazo a fin de que sanemos nuestra herida y recibamos Sus bendiciones.
Es muy fácil confundir a un Dios que disciplina con un Padre que castiga en vez de verlo como a un Padre maravilloso, que nos ama.
Oración
Padre, a veces lucho con tu disciplina, me parece muy dura. No dejas que yo salga con mi capricho. Es por mi propio bien y bendición. Aun así es difícil de aceptarla. Sobre todo, no quiero sentirme amargado por tu disciplina. Deseo ser fortalecido, ser sanado, ser bendecido. Esta disciplina es necesaria en mi vida pues permite que los fracasos de mi vida humana sean limpiados. Esa es una gran bendición. Los fracasos ya no están ocultos en lugares desde donde Satanás puede atacarme continuamente, estos son tratados y se convierten en bendición. Fortalece mi corazón para amar tu disciplina. Fortalece mi corazón para desear tu corrección. En el nombre de Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Es el DIA DE LA CARRERA. Te sientes de una de estas dos maneras, preparado o petrificado. Los preparados están ansiosos por correr, saben que las horas de entrenamiento disciplinado los han equipado para terminar bien. Por otro lado, los petrificados, quieren retirarse, no están listos. El Plan ocho, de nueve Planes devocionales, nos lleva por Hebreos ilustrando la importancia de ser disciplinados por Dios para terminar firmes nuestra carrera de la fe.
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