Gozo al máximoMuestra

Una carta de amor

Una de mis historias favoritas que ilustra el amor de Cristo por nosotros, trata de una niña y su amor por las muñecas. Una vez un hombre vino a su casa para visitar a sus padres. Su padre no había llegado a casa del trabajo, por lo que su madre entró a la cocina para preparar unos aperitivos mientras esperaban a su marido. La niña vio su oportunidad. Tímidamente se acercó al visitante que esperaba en la sala y le preguntó si le gustaría ver sus muñecas. Queriendo ser cortés, le dijo que sí. Por lo que la niña comenzó a sacar su colección de muñecas. Era muy grande y había rodeado ya la mesa con ellas. «Ahora, ¿cuál de estas es tu favorita?», preguntó el visitante. «¿Está seguro que le gustan las muñecas»? preguntó la niña. «Oh, sí,» confirmó. Entonces, la niña corrió a su cuarto y regresó abrazando a una muñeca de trapo viejita. Ella la acercó a su cara y le dio unas palmaditas a su cabeza. El visitante estaba perplejo. Esta muñeca no era tan impresionante como las otras. Había perdido una pierna; se le había caído la mitad de su pelo; le faltaba su ombligo, así como parte del antebrazo. Con asombro en su rostro preguntó: «Pero, ¿por qué es esta tu muñeca favorita?» La niña lo miró tímidamente y luego a su muñeca, y sosteniendo la muñeca rota muy cerca, dijo, «esta es mi muñeca favorita... porque si no la quiero yo... nadie la querrá». Me encanta. El pecado devastó los primeros años de mi vida. Pero mi Salvador demostró su amor por mí en esto, que mientras yo era todavía feo (sin ombligo, me faltaba el antebrazo, el pelo arrancado), Él murió por mí. Ese es el verdadero amor.

En la primera carta de amor de Juan, habla de nuestra comunión con Cristo. Se trata de amor. Nuestro Mesías magnético nos acerca, tenemos un creciente deseo de decirles a otros acerca de Él. Y conforme lo anunciamos, nos acercamos aún más a Él. Su amor trabaja en nosotros para aumentar nuestro fervor por Cristo. El Espíritu Santo quería dejar esta carta para que sus lectores también pudieran compartir esta ferviente intimidad con Jesús. Esta es la verdadera comunión cristiana. Y este tipo de comunión ofrece el fruto del gozo.

El gozo al máximo viene cuando estamos viviendo una vida abundante. Esta carta de amor fue escrita específicamente para que pudiéramos experimentar una abundancia de gozo al entrar en esta comunión profunda e íntima que Juan, y los otros apóstoles tenían con Jesús.

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