El Espíritu Santo: “El poder de Dios, en nosotros”

La promesa

Antes de morir, Jesús dio una promesa extraordinaria a sus seguidores: prometió pedir a su Padre que mandara su Espíritu a habitar — o morar — en y con ellos. Jesús cumplió esta promesa cuando el Espíritu Santo vino sobre los primeros seguidores y Dios dio la promesa que todos los que seguirían a Jesús recibirían este mismo Espíritu.

¿Quién es el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo es Dios; es un miembro de la Trinidad; es Dios-con-nosotros. El Espíritu de Dios es la presencia de Dios en sus hijos. Él habita en cada persona que ha decidido seguir a Jesús. El Espíritu Santo nos da una conexión viva y real con Dios y con Jesús. 

Tener al Espíritu de Dios morando dentro de nosotros nos llena de una fuerza sobrenatural; un poder inexplicable; una capacidad sin límites. Recibir el Espíritu de Dios es recibir el poder de Dios.

¿Qué hace el Espíritu en nosotros?

• El Espíritu Santo nos da su consuelo en momentos difíciles y nos llena con su amor.


• Nos conecta con Dios al hablarnos a través de la Palabra de Dios.


• Él ora por nosotros cuando no sabemos cómo hacerlo.


• Nos da la seguridad de que somos los hijos de Dios; es la garantía de la salvación que hemos recibido. 


• Nos da poder para hacer el trabajo que Dios nos da en su Reino. 


• Nos da habilidades para que podamos levantar el Reino.


• Nos da valor de hablar el Evangelio.


• Nos da palabras para que podamos hablar de Jesús — aún cuando no sabemos qué necesitamos decir.


• El Espíritu Santo guía a los hijos de Dios por darnos conocimientos y sabiduría, y recordarnos de las palabras de Jesús. 


• Nos dirige en nuestro trabajo en el Reino; nos hace saber qué hacer, a dónde ir y cómo trabajar.


• El Espíritu Santo transforma continuamente y progresivamente a los hijos de Dios, haciéndolos ser más y más como Jesús.

Vivir llenos del Espíritu Santo

¿Cómo podemos experimentar la presencia y poder de Dios con y en nosotros? ¿Qué tenemos que hacer para estar llenos del Espíritu Santo?

• Recibirlo. Lo recibimos al entregarnos a Jesús y decidir seguirle por arrepentirnos y bautizarnos.


• Pedir más. Podemos pedir y recibir más del Espíritu Santo.


• Escucharlo por leer la Palabra de Dios y hablar con Dios por orar y meditar en la Palabra que hemos leído.


• Seguirle y obedecerle. Vivimos llenos del Espíritu Santo cuando seguimos la guía que Él nos da.


• No apagarlo con pecado persistente o por resisitirlo.

El poder de Dios, en nosotros

El Espíritu Santo es el poder de Dios en nosotros. Él mora en los hijos de Dios. Nos conecta con el Padre. Nos llena con la fuerza y la presencia de Dios. ¡Vivir lleno del Espíritu Santo es uno de los beneficios más grandes de ser Cristiano, porque nos da una conexión viva y real con Dios en esta vida!