Panorama de la oración: Pablo a los tesalonicenses, parte 1Muestra

Cristo es glorificado en los santos

En la segunda carta a los tesalonicenses capítulo 1, verso 10, Pablo dice que Cristo vendrá para ser glorificado en sus santos. El Señor, es el Señor de gloria, fue glorificado en su resurrección y ascensión. Ahora Cristo está en nosotros como la esperanza de gloria, para llevar muchos hijos a la gloria. 

El hecho de que Cristo sea glorificado en sus santos, significa que su gloria se manifestará desde el interior de sus miembros. Transfigurará el cuerpo de humillación de ellos, conformándolo al cuerpo de su gloria. Como resultado, los incrédulos lo admirarán, se asombrarán de Él y se maravillarán de Él, al verlo manifestado en nosotros, sus hijos.

El Cristo que está en nosotros, es la gloria venidera. Cristo viene triunfante, pero también brota de nuestro interior. Por consiguiente, la gloria del Señor se manifestará de los cielos a la tierra y también de nuestro interior, pues la creación espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. 

En sus epístolas, el apóstol Pablo nos presenta el proceso, cómo Dios nos da a conocer, expresar la vida de su Hijo y el propósito eterno para nosotros en el Cristo eterno. 

Primero, Cristo es revelado a nuestra vida para entender y conocer su vida, «le plació al Padre revelar a su Hijo en mi».

Segundo, Cristo es impartido a nuestra vida para recibir su vida, «ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí…». 

Tercero, Cristo formado en mi vida para desarrollar su vida, «hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros».

Cuarto, Cristo manifestado en mi vida, para manifestar su vida, «cuando Cristo vuestra vida se manifieste, entonces vosotros seréis manifestados con él en gloria». 

Quinto, Cristo magnificado en mi vida, para que por mi vida se manifieste la gloria de Dios, «para que Cristo sea magnificado en mi vida».

Dios nos escogió antes de la fundación del mundo «para que fuésemos santos y sin mancha». ¿Cómo podemos ser santos? ¿Podríamos ser santos si seguimos las normas legalistas de santidad en cuanto a vestimenta, maquillaje y cortes de pelo? ¡Claro que no! La santidad, es la naturaleza de Dios, y ser santos, consiste en que la naturaleza divina se forje en nosotros. Si no tenemos la naturaleza de Dios, es imposible ser santos, ya que, para ser santos, necesitamos ser saturados con la naturaleza santa de Dios.

Este devocional, es el primero de una serie de tres; acerca del apasionante tema del panorama de la oración.