InesperadoMuestra

¿Cuántos de nosotros vivimos nuestras vidas cotidianas temerosas del futuro simplemente porque no sabemos cómo será? ¿Cuándo, sinceramente, no podemos controlar el pasado, el presente o el futuro? Jesús habló directamente a nuestra tendencia humana de temer a lo desconocido y preocuparnos por el futuro cuando dijo: “¿Alguien de ustedes puede agregar una hora a su vida?... Por lo tanto, no se preocupe por el mañana, porque el mañana se preocupará por sí mismo. Cada día tiene suficientes problemas propios ”(Mateo 6:25, 34).

Dios quiere que confiemos en él, en lugar de preocuparnos, sin importar cómo se vea nuestro futuro. Confiar en él es un proceso, no un evento único. Es el viaje en curso llamado vida. Es un ciclo que repetimos diariamente, cada hora, a veces incluso minuto a minuto, lo que lleva a un crecimiento constante. Superamos los eventos, conseguimos la paz, pero luego nos golpea con otro estallido inesperado. Pero cada vez que atravesamos el ciclo, nos hacemos más fuertes y más maduros.

Cuando sentimos que estamos perdiendo corazón, Dios quiere que nos apoyemos en él: “Les he dicho estas cosas para que en mí tengan paz. En este mundo tendrán problemas. ¡Pero anímense! Yo he vencido al mundo ”(Juan 16:33). En este verso, tener problemas significa "ser aplastado". Los problemas no resueltos, los problemas en curso, tienden a aplastarnos y sofocarnos. Nos abruman. Tratan de mantenernos en un estado de miedo perpetuo, pero tenemos que aprender a pelear la buena batalla de la fe a pesar de cómo nos sintamos. 

Dios nos equipa para resistir el miedo confiando en él. Cuando esperamos en lugar de preocuparnos, entonces podemos vivir con un corazón lleno de esperanza. Cuando anticipamos lo mejor, en lugar de lo peor, podemos vivir llenos de fe todos los días.

Adaptado de Inesperado: Deje atrás el miedo, Avance con fe, Abrace la aventura de Christine Caine. Copyright © 2018 por Christine Caine. Reimpreso con permiso de Zondervan Publishing. Todos los derechos reservados.