Crecer en el conocimiento de CristoMuestra
La paz se mantiene por la obediencia
Aunque la paz empieza con la justificación, se mantiene por la obediencia. Cuando el evangelio penetra en el corazón del creyente, uno de sus frutos principales es la paz; que es esa tranquilidad de mente que surge de saberse aceptado por Dios, implica tanto una paz subjetiva, como una paz objetiva.
La «paz con Dios», que se declara en Romanos 5, es fundamentalmente una paz judicial, es lo que Cristo hizo por su pueblo, y es mediante la fe, que se transmite una respuesta a la conciencia, que tiene que ver con nuestra unidad con Dios. Tendremos la paz de Dios en nuestro interior, en la medida que nuestra fe descanse sobre la paz hecha con Dios, por medio de la sangre de Cristo.
En Cristo y por medio de Cristo, Dios está en paz con los creyentes, y el efecto gratificante que produce en nuestros corazones, es una experiencia de «justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo». Sin embargo, no es posible disfrutar o recibir estas bendiciones, si primero no nos rendimos al señorío de Cristo; y, tomamos en amor sobre nosotros, el yugo de la obediencia que el Señor nos pide.
Por eso, es correcto que Pablo pida: «Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo», ya que esta es la clase de paz, que se convierte como un árbitro, que juzga las decisiones del pensamiento y las emociones del corazón de los creyentes. Esta paz, es el fruto de la seguridad que nos da la Escritura, respecto al favor y providencia de Dios, la cual, a su vez, se mantiene mediante una constante comunión con Dios en obediencia a sus mandamientos.
También, es paz con nosotros mismos; pues estamos en paz con nosotros mismos cuando somos libres de la conciencia de pecado que nos acusa; nuestros afectos y voluntad se someten a la iluminación del Espíritu. Además, incluye armonía y unidad con nuestros hermanos en Cristo. Qué ejemplo tan excelente nos dejó la iglesia primera: «Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar».
La gracia y la paz son abundantes
La gracia y la paz, son la herencia actual del pueblo de Dios, y Pedro quería que las disfrutaran en gran cantidad, mucho más que un simple gustar de ellas una sola vez. La solicitud apostólica es que «crezcan en la gracia», y «que sean llenos de paz».
Con estas palabras, Pedro pide a Dios que los asista con muestras mayores y más generosas de su bondad, no solamente ora que Dios conceda medidas más y más grandes de su gracia y su paz, sino que también, aumente grandemente la escasa capacidad que tienen para comprender lo que Dios había hecho por ellos.
Acerca de este Plan
A medida que los hijos de Dios responden a la comunión personal que ya tienen con el Padre, la comunión crecerá y su comprensión de Él se profundizará, ya que el crecimiento es proporcional al conocimiento. Estudiemos en este devocional, algunas áreas primordiales en las que necesitamos crecer en conocimiento para lograr un mayor desarrollo de nuestra vida espiritual. Una cosa es creer que la gracia de Dios es suficiente, y otra cosa es vivir en la suficiencia de la gracia de Dios. El mensaje de gracia, no se enfoca en la deficiencia del creyente, sino en la suficiencia de la gracia de Dios para perfeccionarlo.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño, de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información sobre los ministerios, visite http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com