El gran pastor de las ovejasMuestra

Oficios del gran pastor

El título de «el gran pastor», también implica los oficios de Cristo, su oficio profético, «como pastor apacentará su rebaño. Su oficio sacerdotal, «el buen pastor da su vida por las ovejas». 

Su oficio real, el mismo texto que lo anuncia como pastor sobre el pueblo de Dios, también lo denomina «príncipe» en ese pacto, pues no había muerto para ocupar el trono real. Cristo mismo señala la conexión entre su oficio real y la descripción que de él se hace como pastor. Ciertamente, él es el «gran pastor», suficiente para su rebaño.

Un pastor debe tener ovejas. Notemos la relación entre redentor y redimidos. Pastor y ovejas son términos correlativos, a nadie se puede llamar pastor si no tiene ovejas. La idea de Cristo como pastor, necesariamente implica la existencia de un rebaño escogido. Cristo es el pastor de las ovejas, no de los lobos, ni siquiera de las cabras, puesto que Dios no le encomendó la salvación de ellos. 

En innumerables textos a lo largo de las Escrituras, nos confronta con la verdad fundamental de la redención particular, ya que Cristo no entregó su vida por todo el ganado de la humanidad, sino sólo por el rebaño de los elegidos que el Padre le dio.

Obsérvese también, cómo este título nos sugiere su oficio de mediador. Como pastor, no es el Señor final del rebaño, sino el administrador del Padre que se hace cargo y cuida de él, «eran tuyos; tú me los diste». Además la siguiente frase nos muestra la relación que tiene, «nuestro Señor Jesucristo», con nosotros. Por eso, es nuestro pastor en su oficio, pero ya no como buen pastor que da su vida, pues ya la dio, sino como el gran pastor; quien fue traído desde los muertos, para que nosotros resucitemos en él.

La superioridad de Cristo, el gran pastor. La frase «el gran pastor de las ovejas», acentúa la superioridad inconmensurable de Cristo sobre todos los otros pastores, quienes eran sólo un tipo, del que habría de venir, sobre los pastores ministeriales de Israel, así como las palabras «un gran sumo sacerdote», destacan la preeminencia de Cristo sobre Aarón y los sacerdotes levíticos. De la misma manera, denota su autoridad, sobre los pastores que establece en sus iglesias, porque es el «Pastor supremo», con relación a todos los pastores subordinados. Es el pastor de almas, y una de ellas vale mucho más que todo el mundo, puesto que es el valor que les asigna, al redimirlas con su propia sangre.