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 ¿Cómo demuestro atención y consideración a los demás?

Nada mata una familia, una amistad, un vecindario o incluso una iglesia como el orgullo, la arrogancia, el enojo, cerrar los oídos y elevar la voz. Como Dios está completamente a favor de la comunidad, llama a sus seguidores a ser amables. Por supuesto, nos enseña por medio de ser ejemplos de esta virtud justo en medio nuestro. Jesús ofreció reflexiones poderosas y ánimo en el Sermón del Monte.

Lee Mateo 7:1-5.

VERSÍCULO CLAVE

«Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca» (Filipenses 4:5, NVI). 

IDEA CLAVE

Soy atento, considerado y tranquilo en mis tratos con los demás.

APLICACIÓN CLAVE: ¿Qué cambio produce esto en mi modo de vivir?

Piensa en esta pregunta de autoevaluación con respecto a la virtud de la gentileza: Si tuvieras planes con algunas personas el domingo por la noche, ¿sentirían aversión al tiempo contigo o estarían emocionados por la visita? ¿Estarían esperando que fueras tranquilo o abrasivo? ¿Esperarían que fueras considerado y atento o que estuvieras enfocado en ti mismo y distraído? ¿Se irían del tiempo contigo sintiéndose animados o desanimados? ¿Agotados o refrescados?

No obstante, el problema con este escenario es que la autoevaluación es engañosa. No podemos ver y entender plenamente nuestra falta de gentileza. Si queremos saber la medida de nuestra gentileza, tenemos que preguntarle a otros.

Jesús extiende la invitación: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana» (Mateo 11:28-30, NVI). Quiero ser capaz de decirle esto a la gente que Dios ha puesto en mi vida. ¿Qué hay acerca de ti? ¡Con Cristo en nosotros, podemos ser amables!