CreerMuestra
¿Cómo crezco por medio de comunicarme con Dios?
Nuestro Dios es un Dios personal que desea una relación real con nosotros. No es un ser cósmico distante, sino un buen Padre que anhela tener interacción con sus hijos. La oración es una conversación entre Dios y su pueblo. Servimos a un Dios que no se siente amenazado por nuestras preguntas y dudas. No tenemos que aparentar ser una persona falsa para agradarlo. Él nos permite ser honestos con respecto a nuestros temores, nuestros sentimientos de aislamiento y nuestras decepciones. Cuando repasamos nuestra historia delante de Él, vemos su buena participación en nuestra vida.
Como somos la creación más apreciada de Dios, Él quiere conocer los deseos de nuestro corazón. La Escritura nos alienta a presentar nuestras peticiones delante de Él sin vacilación. Por ejemplo, lee Génesis 18:20-31 para ver una conversación entre Abraham y Dios que muestra la libertad que tenemos para hablar honestamente con Él.
VERSÍCULO CLAVE
«Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria. ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni me negó su amor!» (Salmos 66:18-20, NVI).
IDEA CLAVE
Oro para conocer a Dios, para encontrar dirección para mi vida y para presentar mis peticiones delante de Él.
APLICACIÓN CLAVE: ¿Qué cambio produce esto en mi modo de vivir?
Oramos para alinear nuestra vida con la voluntad y la historia de Dios. Oramos para poner nuestras cargas delante de Dios para encontrar paz. Oramos para evitar tomar cualquier decisión importante sin buscar a Dios. Oramos por los demás.
Permíteme compartirte una historia. Nuestro hijo David nació sin mano izquierda. La oración fue una práctica espiritual clave no solo para ayudarme a procesar este difícil evento en nuestra vida, sino también para trasladar la realidad de mi identidad, y la identidad de mi hijo, en Cristo, de mi cabeza a mi corazón.
Durante ese tiempo, comencé a orar salmos de lamento al Señor: «Señor, ¿por qué permitiste que me pasara esto? Te sirvo como pastor de una iglesia; no de manera perfecta, sino de todo corazón. ¿Por qué no le pasaste esta carga a alguien que ni siquiera cree en ti? ¿He hecho algo malo para merecer esto?».
Nunca sentí que Dios se enojara conmigo por hablar con Él con tanta sinceridad. De hecho, sentí como si me estuviera susurrando: «Continúa, puedo manejar esto. Te amo. Sigue hablando honestamente conmigo, y llegaremos al fondo de esto. Te mostraré algo que he querido mostrarte desde hace mucho tiempo».
En muchos momentos largos de silencio, cuando no sabía qué más decir o cómo orar, Dios comenzó a responderme; no en una voz audible, sino directamente a mi espíritu:
Randy, hijo mío, no tengo nada en mi ser que busque dañarte. La oscuridad y el dolor del mundo son causados por el pecado, no por mí. Yo he venido a redimir el dolor causado por el pecado. Randy, hijo mío, voy a usar esta situación para mostrarte a ti —y a tu hijo— quién soy realmente. Si captas esto, será más valioso que tener tres manos.
Randy, hijo mío, le he dado a tu hijo todo lo que necesita para ser y hacer todo lo que lo estoy llamando a ser y hacer. Randy, hijo mío, es momento de cambiar la base de tu sentido de valor de tu desempeño a tu posición. Tú eres mi hijo. No tienes que tener un buen desempeño para ser alguien; tú ya eres alguien en mis ojos.
Randy, hijo mío, necesitas enseñarle esto a tu hijo. Él aprenderá esto por cómo vivas, no solo por tus palabras. Tienes cuatro años antes de que caiga en cuenta de que le falta una mano. Esto te da cuatro años para aprender a colocar tu identidad en tu posición como mi hijo. Randy, hijo mío, si logras incrustar esta verdad en tu corazón serás libre; libre de la vida extenuante de tratar de obtener y sostener un estatus en el mundo. Este es un gran regalo que darle a todos tus hijos.
La oración es una conversación con Dios. Ponemos nuestras peticiones sinceras delante de Dios, nuestra necesidad por el pan diario. No obstante, también aclaramos, como lo hizo Jesús, que queremos que se haga la voluntad de Dios sobre nuestra voluntad, confiando que su camino será bueno y correcto. A medida que descansamos en la presencia de Dios, Él nos hablará y nos mostrará su voluntad en su tiempo perfecto.
Escrituras
Acerca de este Plan
Experimenta un mayor crecimiento espiritual a medida que aprendes pasos sencillos y dadores de vida para ayudarte a pensar, actuar y ser más como Jesús. Este plan de lecturas de 31 días de CREER del pastor Randy Frazee consiste en meditaciones diarias acompañadas de versículos clave y aplicaciones que renovarán tu mente con las poderosas verdades que se encuentran en la Biblia.
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Nos gustaría agradecer a Zondervan por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://goo.gl/ZVfPvf