La buena idea de Dios: el trabajoMuestra
Trabajo y redención
En Génesis capítulo 3, Adán y Eva pecan. Sus decisiones tienen consecuencias desastrosas que se extienden hasta el mundo laboral moderno. A consecuencia de su pecado, leemos en Génesis 3:
«…¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas…» (Gn 3:17b-18a).
El pecado generó alienación entre las personas y Dios, entre las personas, y entre las personas y la tierra que debía sustentarlas. El trabajo se volvió más difícil y quedó expuesto al fracaso y las consecuencias indeseadas. El trabajo no fue intrínsecamente una maldición, pero la maldición afecta nuestro trabajo.
Nótese que, aunque la tierra es «maldita», las personas no lo son, porque Dios no va a abandonar a la humanidad. En efecto, Dios sigue proveyendo para Adán y Eva, aun al punto de coserles ropa cuando ellos no tenían la habilidad para hacerlo (Gn 3:21).
A pesar de la maldición, el trabajo comisionado en Génesis 1 y 2 continúa. Aún hay tierra que cultivar y fenómenos naturales que estudiar, describir y denominar. Hombres y mujeres aún deben ser fructíferos, aún deben multiplicarse, aún deben gobernar.
Pero ahora también se debe llevar a cabo un segundo nivel de trabajo: la labor de sanar y reparar las cosas que salen mal y los males que se cometen. En un mundo de pecado y tristeza, muchos trabajos hacen eco de la redención de Dios: los científicos y los vendedores ayudan a las personas a superar diversas dificultades proveyendo productos para hacer la vida más fácil y saludable. Los funcionarios policiales y los padres proveen seguridad en medio del caos. Los contadores y los técnicos reparan libros de contabilidad, aparatos y tecnología descompuestos.
Estos y otros roles proyectan esperanza para la futura restauración (Apocalipsis 21:1). Un día, el deterioro habrá quedado atrás; no habrá más dolor. Pero hasta aquel día, aun los trabajos más frustrantes pueden ser medios por los cuales llevamos a cabo el «ministerio de la reconciliación» (2 Corintios 5:18). Podemos reflejar la obra consumada de Jesús en nuestra propia vida en tanto que mostramos las características de Dios al mundo y trabajamos para redimir las áreas de deterioro.
Oración
Dios, solo tú eres nuestro glorioso Redentor. Pero tú nos capacitas para manifestar tu gloria y redención a quienes nos rodean. Ayúdanos en cada momento cotidiano a resplandecer con tu imagen, carácter y atributos por medio de nuestro trabajo. Muéstranos dónde podemos manifestar la obra de tu evangelio reconciliando áreas de deterioro en nuestros trabajos. Amén.
Aprenda más sobre el Proyecto de la Teología del Trabajo
Acerca de este Plan
En Génesis, vemos que el trabajo fue idea de Dios desde el principio. También vemos la comisión original de Dios a las personas para que trabajen junto con él, que participen en el propio trabajo de Dios. Devocional elaborado por The High Calling and Theology of Work Project, en asociación con Proyecto Nehemías.
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Nos gustaría agradecer a Theology of Work Project, The High Calling, Proyecto Nehemias por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: https://www.theologyofwork.org/resources/devotional-reading-plans-theology-of-work-project-proyecto-nehemias and https://www.teologiadeltrabajo.org