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Hablemos de sexo
“¿Qué tan lejos es…demasiado lejos?”.
Es una pregunta justa, pero no es la correcta. (Veremos más adelante).
Aquí está la cosa: vas a querer tener sexo. Y eso es un deseo completamente normal. De hecho, fue Dios quien creó el sexo en primer lugar. Bastante loco, ¿verdad?
Dios creó el sexo específicamente para el pacto de matrimonio.
La oración que acabas de leer es el porqué de que a menudo puedas sentirte frustrado con cristianos bien intencionados que te dicen que no tengas sexo. Oyes cosas como: “Dios no quiere que tengas sexo antes del matrimonio” sin que te expliquen el porqué.
Dios no está tratando de quitarte tu diversión o robarte tu gozo al decirte que no deberías tener sexo con tu novio o novia. De hecho, es al revés: Dios sabe que el sexo es realmente poderoso. Como una fogata que se sale de control, puede quemar todo un bosque.
El sexo es vinculante. No quiere decir que si tienes sexo con alguien estás amarrado a él o ella, pero quiere decir que le has dado una parte de ti a esa persona.
El matrimonio es un pacto. Esa es una palabra bíblica sofisticada para un contrato vinculante. El matrimonio está destinado a durar toda la vida, no solo en la secundaria, universidad, o mientras las cosas son fáciles. El matrimonio es cuando dos personas permanecen juntas, en la salud y en la enfermedad, por el resto de sus vidas.
Esa es la razón por la cuál Dios reservó el sexo para el matrimonio. Porque el amor, incluyendo el sexo, siempre es mejor en el contexto de una relación comprometida, de no me voy a ningún lado.
Puedes estar pensando: "Pero estoy completamente comprometido con mi novio o novia”. Y puede que sea verdad. Pero solo que hayas leído el contrato no significa que has firmado el acuerdo. Hasta que digas “Acepto", no estás completamente atado a una relación con esa persona.
Entonces, volvamos a nuestra cuestión anterior. Puedes preguntarte:“Está bien, entonces no voy a tener sexo todavía. Pero, en serio…¿Qué tan lejos es demasiado lejos? ¿Podemos...?”.
Esa es una pregunta comprensible. Pero en realidad hay una que es mejor:
¿Qué historia quiero contar?
Un día, cuando te sientes con tus hijos o incluso tus nietos, ¿No quisieras ser capaz de decir toda tu historia sin dejar nada fuera? No quieres tener que evitar hablar sobre esa chica o ese chico de último año.
Ahora, escucha. Pasan cosas. Y si ya has ido demasiado lejos, sabe que la gracia y el perdón de Dios son reales, y Él todavía te ama y se preocupa mucho por ti. Porque no hay nada que puedas hacer que haga que Dios te ame más o menos. Pero no tienes que seguir cometiendo ese mismo error una y otra vez. De hecho, hay un versículo en la Biblia que compara cometer el mismo error otra vez con un perro que se come su propio vomito. Asqueroso, ¿verdad? Pero cierto.
No dejes que tus errores te definan. Permite que te recuerden que debes comenzar de nuevo y comienza a vivir a la manera de Dios.
Así que, piénsalo. ¿Qué historia quieres contar?
Acerca de este Plan
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