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Siguiendo el plan de Dios

Puede que no nos sintamos preparadas o seguras de hacer un movimiento, pero Dios amorosamente nos da la oportunidad de flexionar nuestra fe y confiarle el resultado.

Las Escrituras dicen lo siguiente acerca de seguir el plan de Dios:"Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. . . Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba "(Hebreos 11:1,8, énfasis agregado). ¿Estás en medio de una de las sorpresas de la vida en este momento? ¿Estás en un lugar donde nunca esperaste estar? ¿No estás segura de lo que pasará después?

Bienvenida a la realidad.

Si bien el mito de que debemos "conocer" el plan de Dios para nuestras vidas todavía flota en los círculos cristianos, la verdad es muy diferente.

Vivimos por fe y no por vista (ver 2 Corintios 5:7). Si conocieras todos los aspectos del plan de Dios para tu vida, claramente etiquetados y por triplicado, ¿para qué necesitarías la fe?

El momento de certeza absoluta rara vez llega. Considera a Abraham. No tenía ni idea de adónde iba. Pero fue de todos modos. Piensa en Samuel, a quien Dios llamó de niño. ¿Crees que este jovencito comprendió el alcance del plan de Dios para su vida? Seguramente no. Pero estas personas avanzaron en la fe, como todos los héroes espirituales.

Debemos avanzar. En preparación, oramos y buscamos el consejo divino. Buscamos en las Escrituras y meditamos en las verdades de Dios. Y entonces llega el momento de decidir, de hacer un movimiento. Puede que no nos sintamos listas o seguras, pero Dios amorosamente nos da la oportunidad de flexionar nuestra fe y confiarle el resultado.

La Biblia habla de personas en una relación fluida y dinámica con Dios. No es un mapa del tesoro. No es un plano que explica los Pasos A, B y C del plan de Dios para ti. En vez de esbozar métodos para encontrar el plan de Dios, enseña los principios para encontrar el corazón de Dios. El Dios vivo conduce a través de la relación. Cuando comprendemos esto, empezamos a buscar Su rostro, no Su mano. Dejamos de querer encontrar el plan de Dios para encontrar a Dios en su lugar. Ya no queremos caprichosamente la "respuesta", queremos al que conoce la respuesta.

Reflexiona

¿Cuándo fue la última vez que diste un paso de fe y le confiaste a Dios el resultado? ¿Necesitas hacerlo hoy?