Libre de temores Muestra

Porque hay un Espíritu Santo  

El Espíritu Santo, es este otro Consolador que mora con vosotros, y estará en vosotros. Jesús dijo que Él rogaría al Padre, para darnos otro Consolador, que esté con nosotros para siempre. Esta frase expresada en futuro, hoy es ese presente para nosotros. En el evangelio escrito por Juan, el Señor había anticipado que el que cree en Él, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. No solo que el Espíritu está en nosotros, sino que también nos enseña todas las cosas, y nos recordará todo lo que Jesús dijo. Por eso el apóstol Pablo en la primera carta a los Corintios, dijo: «Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido». 

Porque nos dejó su paz  

Así que, tenemos morada, encuentro, camino, Padre, Espíritu Santo y algo más, nos dejó su paz. Nos dejó la paz, nos dio su paz; totalmente diferente a la del mundo. Esto era necesario para que el corazón no se turbara ni tuviéramos miedo. Jesús sabía que necesitábamos su paz ante las diferentes situaciones de la vida. 

Permítanme traer a la memoria algunos versículos bien conocidos sobre el tema: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado», expresado por el profeta Isaías. «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús», del apóstol Pablo en la carta a los Filipenses.  

Jesús lo dijo con seguridad, porque solo en Él, tenemos paz; «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo vencí al mundo». Entonces no tengamos miedo, porque Él nos dio su paz, y todo esto es posible porque un día hemos hecho la paz con Dios, ¿no es cierto? Y Pablo magistralmente lo expresa: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo», porque es en Él y por Él. La justificación nos recuerda que somos justificados por la fe y entonces tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. 

Primero es la paz con Dios, para disfrutar luego la paz de Dios. Así que, entramos en paz con Dios y podemos disfrutar la paz de Dios.