Profecía Y PromesaMuestra

Usted es profeta de Dios Sí, usted también es profeta. No en el sentido estricto de una persona especialmente elegida y con habilidades milagrosas, portadora de mensajes revelados directamente por Dios, y autor de un libro de la Biblia como Daniel o Ezequiel. Pero usted es de hecho un profeta en el sentido más amplio de que habla las palabras de Dios y lleva el poder y la autoridad de Dios. Joel predijo la era del Nuevo Testamento que amaneció cuando ocurrió el milagro de Pentecostés (vea Hechos 2). Todavía estamos cabalgando sobre las olas generadas por ese poderoso derramamiento del Espíritu Santo de Dios, y una de las características de esta nueva era es que todos los cristianos son sacerdotes de Dios y tienen un ministerio profético personal. Esta es su comisión: “Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días” (Joel 2:28,29). ¿Está sorprendido por este honor? Cuando la gente le escucha decir las historias de la Biblia y transmitir las advertencias y las promesas de la Palabra, están escuchando la voz de Dios mismo.Usted es profeta de Dios Sí, usted también es profeta. No en el sentido estricto de una persona especialmente elegida y con habilidades milagrosas, portadora de mensajes revelados directamente por Dios, y autor de un libro de la Biblia como Daniel o Ezequiel. Pero usted es de hecho un profeta en el sentido más amplio de que habla las palabras de Dios y lleva el poder y la autoridad de Dios. Joel predijo la era del Nuevo Testamento que amaneció cuando ocurrió el milagro de Pentecostés (vea Hechos 2). Todavía estamos cabalgando sobre las olas generadas por ese poderoso derramamiento del Espíritu Santo de Dios, y una de las características de esta nueva era es que todos los cristianos son sacerdotes de Dios y tienen un ministerio profético personal. Esta es su comisión: “Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días” (Joel 2:28,29). ¿Está sorprendido por este honor? Cuando la gente le escucha decir las historias de la Biblia y transmitir las advertencias y las promesas de la Palabra, están escuchando la voz de Dios mismo.