El PrometidoMuestra

Poder Victorioso

La Luz del Mundo vino a la tierra de la manera más humilde, como un bebé acostado en un pesebre. Aunque los ángeles cantaron para acompañar Su llegada, y los pastores corrieron para adorarlo, el pueblo de Belén no sabía que el Príncipe de la Paz había llegado.

Pero cuando la Luz del Mundo conquistó la oscuridad, estaba a la vista de todos. El Imperio Romano, la élite religiosa judía y decenas de miles de judíos se encontraban en la ciudad de Jerusalén para la Pascua. Jesús fue juzgado, azotado y ejecutado en público. En medio de la oscuridad espiritual y física (Lucas 23: 45-46), Jesús voluntariamente renunció a Su vida y así quebrantó el poder del pecado.

Jesús no había venido para salvarse a Sí mismo, sino para salvar al   mundo. En una cruz encima del monte Moriah, ¡se ganó la victoria! Al morir Jesús, el velo en el templo se rasgó, permitiendo a todos acceso a la presencia de Dios. En ese momento, incluso el centurión vio y confesó el poder de Dios en la muerte de Jesús, afirmando “¡En verdad, éste era Hijo de Dios! (Mateo 27:54)

Y luego, tal como lo había dicho, tres días después, ¡resucitó! ¡Su resurrección declaró que no solo había vencido el pecado, sino también sobre la tumba! La muerte es derrotada para siempre, y ahora podemos repetir las palabras de Isaías 25:9 -

¡Éste es nuestro Dios! ¡Éste es el Señor, a quien hemos esperado! ¡Él nos salvará! ¡Nos regocijaremos y nos alegraremos en su salvación!

Nuestro glorioso Dios ha vencido, y a través del nacimiento, la muerte y la resurrección de Jesús, ofrece la salvación a todas las personas. Este es el mensaje Navideño. Esta es la razón por la cual la Luz había venido, para que las tinieblas y la muerte ya no puedan prevalecer sobre nosotros. ¡En Cristo somos perdonados!

¿Qué pecados ha conquistado Jesús en su vida? ¿Le ha contado a alguien acerca de Su poder victorioso?