El impacto de las EscriturasMuestra
La Escritura alimenta nuestras almas
Nuestros cuerpos hambrientos nos recuerdan que necesitamos alimentarnos. ¿Cuál es tu señal para alimentar tu espíritu? Para que nuestra relación con Dios se fortalezca, debemos alimentarla. La Palabra de Dios es ese alimento. Así como un bebé hambriento clama por leche, la fe en Cristo que da vida a nuestro Espíritu también está hambrienta. Sin embargo, es más fácil distraernos que estar hambrientos y sedientos de la Palabra. El entretenimiento, el trabajo e incluso las cosas buenas como la familia y los amigos pueden interponerse en el camino de mantener un estudio bíblico constante.
Tu prioridad cada día tiene que ser alimentar tu crecimiento espiritual. En lugar de simplemente leer algo y continuar con tu día, ve lentamente y medita en ello. Desarrolla tu apetito por la Palabra mezclando tus hábitos. Si sueles leer de principio a fin, salta de un lado a otro. Si solo haces un Plan de Lectura a la vez, como este, toma un libro de la Biblia en particular y repásalo varias veces. Si puedes elegir diferentes versiones de tu idioma o conoces otro idioma, intenta leer en una traducción diferente a la que estás acostumbrado.
Toma un pasaje y repítelo una y otra vez todos los días hasta que lo hayas memorizado. O, en lugar de elegir un pasaje al azar, comprométete con un nuevo Plan Bíblico antes de terminar el anterior. ¿Qué harás para que alimentar tu alma sea tan prioritario como alimentar tu cuerpo?
Habla con Dios: Dios, ayúdame a ser fiel en la lectura de tu Palabra. Despierta en mí el hambre y la sed por acercarme a Ti a través de Tu Palabra. Quiero que mi apetito espiritual crezca y que mi relación contigo crezca como resultado. Ayúdame a saborear Tu bondad a través de lo que leo cada día.
En el nombre de Jesús, amén.
Nuestros cuerpos hambrientos nos recuerdan que necesitamos alimentarnos. ¿Cuál es tu señal para alimentar tu espíritu? Para que nuestra relación con Dios se fortalezca, debemos alimentarla. La Palabra de Dios es ese alimento. Así como un bebé hambriento clama por leche, la fe en Cristo que da vida a nuestro Espíritu también está hambrienta. Sin embargo, es más fácil distraernos que estar hambrientos y sedientos de la Palabra. El entretenimiento, el trabajo e incluso las cosas buenas como la familia y los amigos pueden interponerse en el camino de mantener un estudio bíblico constante.
Tu prioridad cada día tiene que ser alimentar tu crecimiento espiritual. En lugar de simplemente leer algo y continuar con tu día, ve lentamente y medita en ello. Desarrolla tu apetito por la Palabra mezclando tus hábitos. Si sueles leer de principio a fin, salta de un lado a otro. Si solo haces un Plan de Lectura a la vez, como este, toma un libro de la Biblia en particular y repásalo varias veces. Si puedes elegir diferentes versiones de tu idioma o conoces otro idioma, intenta leer en una traducción diferente a la que estás acostumbrado.
Toma un pasaje y repítelo una y otra vez todos los días hasta que lo hayas memorizado. O, en lugar de elegir un pasaje al azar, comprométete con un nuevo Plan Bíblico antes de terminar el anterior. ¿Qué harás para que alimentar tu alma sea tan prioritario como alimentar tu cuerpo?
Habla con Dios: Dios, ayúdame a ser fiel en la lectura de tu Palabra. Despierta en mí el hambre y la sed por acercarme a Ti a través de Tu Palabra. Quiero que mi apetito espiritual crezca y que mi relación contigo crezca como resultado. Ayúdame a saborear Tu bondad a través de lo que leo cada día.
En el nombre de Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué tiene que decir la Biblia sobre la Biblia? ¿Qué tiene que decir un libro antiguo a la gente moderna? Este Plan Bíblico de Life.Church explora el papel que juegan las Escrituras en nuestra vida cotidiana con Lecturas Bíblicas que destacan cómo la Palabra de Dios sigue siendo Su palabra para nosotros.
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Este Plan fue creado por Life.Church y tranducido a otros idiomas en colaboración con Wycliffe Bible Translators (www.wycliffe.org), una organización comprometida con la provisión de la Palabra de Dios a las comunidades que aún esperan.