Oswald Chambers: Alegría - Fuerza en el SeñorMuestra

Siempre es fácil descuidar a un hombre o una mujer que deliberadamente acepta el objetivo de su vida del Señor Jesús. Muchos de nosotros somos imitadores de otras personas; hacemos trabajo cristiano porque alguien nos ha pedido que lo hagamos. Debemos recibir nuestro ministerio, que es testificar el Evangelio de la gracia de Dios, de Jesucristo mismo, no de otros cristianos. La alegría es el resultado del cumplimiento perfecto de lo que un hombre fue creado. Continuamente es necesario volver a lo que el Nuevo Testamento nos pide que aceptemos acerca de nosotros mismos. Nuestra primera vocación aceptada no es ayudar a los hombres, sino obedecer a Dios, y cuando aceptamos esa vocación entramos en relación con los despreciados y descuidados.

Dios está tan cerca y tan inmensamente fuerte que cada vez me siento más feliz en mi confianza en Él y cada vez tengo menos cuidado de cómo me siento.

Preguntas para reflexionar: ¿Imito a otras personas para evitar de encontrar mi propio ministerio? ¿Qué testimonio me ha dado Dios a mí y a nadie más? ¿Qué mensaje de alegría me ha dado Dios para proclamar?

Citas tomadas de la psicología de la Redención y La carrera de hoy, © Discovery House Publishers