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Lamentaciones 3:1-21

Lamentaciones 3:1-21 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Yo soy el que ha experimentado el sufrimiento bajo los golpes de la furia del Señor. Me ha llevado a regiones oscuras, me ha hecho andar por caminos sin luz; una y otra vez, a todas horas, descarga su mano sobre mí. Ha hecho envejecer mi carne y mi piel, ha hecho pedazos mis huesos; ha levantado a mi alrededor un cerco de amargura y sufrimientos; me ha hecho vivir en las sombras, como los que murieron hace tiempo. Me encerró en un cerco sin salida; me oprimió con pesadas cadenas; aunque grité pidiendo ayuda, no hizo caso de mis ruegos; me cerró el paso con muros de piedra, ¡cambió el curso de mis senderos! Él ha sido para mí como un león escondido, como un oso a punto de atacarme. Me ha desviado del camino, me ha desgarrado, ¡me ha dejado lleno de terror! ¡Tensó el arco y me puso como blanco de sus flechas! Las flechas lanzadas por el Señor se me han clavado muy hondo. Toda mi gente se burla de mí; a todas horas soy el tema de sus burlas. El Señor me ha llenado de amarguras; amarga es la bebida que me ha dado. Me estrelló los dientes contra el suelo; me hizo morder el polvo. De mí se ha alejado la paz y he olvidado ya lo que es la dicha. Hasta he llegado a pensar que ha muerto mi firme esperanza en el Señor. Recuerdo mi tristeza y soledad, mi amargura y sufrimiento; me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo. Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza

Lamentaciones 3:1-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Yo soy el que ha visto las aflicciones que provienen de la vara del enojo del SEÑOR. Me llevó a las tinieblas, y dejó fuera toda luz. Volvió su mano contra mí una y otra vez, todo el día. Hizo que mi piel y mi carne envejecieran; quebró mis huesos. Me sitió y me rodeó de angustia y aflicción. Me enterró en un lugar oscuro, como a los que habían muerto hace tiempo. Me cercó con un muro, y no puedo escapar; me ató con pesadas cadenas. Y a pesar de que lloro y grito, cerró sus oídos a mis oraciones. Impidió mi paso con un muro de piedra; hizo mis caminos tortuosos. Se escondió como un oso o un león, esperando atacarme. Me arrastró fuera del camino, me descuartizó y me dejó indefenso y destruido. Tensó su arco y me hizo el blanco de sus flechas. Disparó sus flechas a lo profundo de mi corazón. Mi propio pueblo se ríe de mí; todo el día repiten sus canciones burlonas. Él me llenó de amargura y me dio a beber una copa amarga de dolor. Me hizo masticar piedras; me revolcó en el polvo. Me arrebató la paz y ya no recuerdo qué es la prosperidad. Yo exclamo: «¡Mi esplendor ha desaparecido! ¡Se perdió todo lo que yo esperaba del SEÑOR!». Recordar mi sufrimiento y no tener hogar es tan amargo que no encuentro palabras. Siempre tengo presente este terrible tiempo mientras me lamento por mi pérdida. No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente