Jueces 5:21-31
Jueces 5:21-31 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Los barrió el torrente de Cisón, El antiguo torrente, el torrente de Cisón. Marcha, oh alma mía, con poder. Entonces resonaron los cascos de los caballos Por el galopar, por el galopar de sus valientes. Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; Maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron al socorro de Jehová, Al socorro de Jehová contra los fuertes. Bendita sea entre las mujeres Jael, Mujer de Heber ceneo; Sobre las mujeres bendita sea en la tienda. Él pidió agua, y ella le dio leche; En tazón de nobles le presentó crema. Tendió su mano a la estaca, Y su diestra al mazo de trabajadores, Y golpeó a Sísara; hirió su cabeza, Y le horadó, y atravesó sus sienes. Cayó encorvado entre sus pies, quedó tendido; Entre sus pies cayó encorvado; Donde se encorvó, allí cayó muerto. La madre de Sísara se asoma a la ventana, Y por entre las celosías a voces dice: ¿Por qué tarda su carro en venir? ¿Por qué las ruedas de sus carros se detienen? Las más avisadas de sus damas le respondían, Y aun ella se respondía a sí misma: ¿No han hallado botín, y lo están repartiendo? A cada uno una doncella, o dos; Las vestiduras de colores para Sísara, Las vestiduras bordadas de colores; La ropa de color bordada de ambos lados, para los jefes de los que tomaron el botín. Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová; Mas los que te aman, sean como el sol cuando sale en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.
Jueces 5:21-31 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
El torrente Quisón los arrastró; el torrente antiguo, el torrente Quisón. ¡Marcha, alma mía, con vigor! Resonaron entonces los cascos equinos; ¡galopan, galopan sus briosos corceles! “Maldice a Meroz —dijo el ángel del SEÑOR—. Maldice a sus habitantes con dureza, porque no vinieron en ayuda del SEÑOR, en ayuda del SEÑOR y de sus valientes”. »¡Sea Jael, esposa de Héber el quenita, la más bendita entre las mujeres, la más bendita entre las mujeres que habitan en tiendas de campaña! Sísara pidió agua, Jael le dio leche; en taza de nobles le ofreció natas. Su mano izquierda tomó la estaca; su mano derecha, el mazo de trabajo. Golpeó a Sísara, le machacó la cabeza y lo remató atravesándole las sienes. A los pies de ella se desplomó; allí cayó y quedó tendido. Cayó desplomado a sus pies; allí donde cayó, quedó muerto. »Por la ventana se asoma la madre de Sísara; tras la celosía clama a gritos: “¿Por qué se demora su carro en venir? ¿Por qué se atrasa el estruendo de sus carros?”. Las más sabias de sus damas le responden, y ella se repite a sí misma: “Seguramente se están repartiendo el botín arrebatado al enemigo: una muchacha o dos para cada guerrero; telas de colores como botín para Sísara; una tela, dos telas, de colores bordadas para mi cuello. ¡Todo esto como botín!”. »¡Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR! Pero los que te aman sean como el sol cuando sale en todo su esplendor». Entonces el país tuvo paz durante cuarenta años.
Jueces 5:21-31 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
El antiguo arroyo de Quisón barrió con todos nuestros enemigos. »¡Adelante, siempre adelante! ¡Yo, Débora, marcharé con poder! »Los caballos de Sísara salieron a galope tendido; ¡sus cascos retumbaban como relámpagos! Y anunció el ángel de Dios: “¡Que Dios castigue a los habitantes de Meroz! Porque no vinieron a ayudar al ejército de Dios, ¡no quisieron luchar por él!” »¡Bendita seas Jael, esposa de Héber el quenita! ¡Bendita entre todas las mujeres de Israel! Sísara te pidió agua y tú le diste leche para hacerlo caer en un sueño profundo. Con una mano tomaste una estaca, y con la otra, un martillo. De un golpe le aplastaste la cabeza. Sísara se desplomó entre tus piernas. ¡Quedó tendido en el piso! »La madre de Sísara, afligida, se asoma por la ventana y pregunta: “¿Por qué tarda tanto mi hijo? ¿Por qué no se oyen sus caballos?” Las sirvientas más sabias le responden; y ella misma se repite estas palabras: “Seguramente se están repartiendo lo que ganaron en la guerra: Una o dos mujeres para cada capitán, telas de muchos colores para Sísara, uno o dos pañuelos bordados en colores para adornarse el cuello…”. »Y Débora y Barac terminaron su canto así: ¡Dios mío, que sean destruidos tus enemigos, pero que tus amigos brillen como el sol de mediodía!»
Jueces 5:21-31 Reina Valera Contemporánea (RVC)
¡Se los llevó el caudaloso torrente! ¡Sí, el antiguo torrente Cisón los arrastró! »¡Alma mía, sigue adelante con poder! »Resonaron entonces los cascos de los corceles, que golpeaban el suelo a galope tendido. Y el ángel del Señor exclamó: “¡Maldigan a Meroz, sí, maldíganlo! ¡Maldigan con dureza a sus habitantes por no acudir al llamado del Señor ni acudir en ayuda de sus valientes!” »¡Bendita sea sobre todas las mujeres Yael, la mujer de Jéber el quenita! ¡Bendita sea en su casa sobre todas las mujeres! Sísara pidió agua, y ella le dio leche; le dio crema en tazón de nobles. Con una mano tomó la estaca, y con la otra el mazo de trabajo, y golpeó a Sísara en la cabeza; ¡de un golpe le atravesó las sienes! Sísara cayó encorvado, y quedó tendido; ¡cayó fulminado a los pies de Yael! ¡Allí donde se encorvó, allí se quedó! »La madre de Sísara se asomaba a la ventana; su voz podía escucharse entre las celosías: “¿Por qué tarda tanto el carro de mi hijo? ¿Por qué no se oyen las ruedas de sus carros?” Con mucho tacto, sus damas respondían, y aun ella trataba de convencerse: “Seguramente estarán repartiéndose el botín. Una o dos doncellas para cada soldado; para Sísara, las vestiduras bordadas de colores; para los jefes de los que tomaron el botín, las telas bordadas por ambos lados.” »¡Así perezcan, Señor, todos tus enemigos! ¡Y que los que te aman irradien luz, como el sol cuando sale en todo su esplendor!»
Jueces 5:21-31 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
el arroyo, el arroyo antiguo, el arroyo de Quisón los barrió a todos ellos. ¡Tú aplastarás la garganta de los poderosos! »¡Resuenan los cascos de los caballos! ¡Galopan, galopan los briosos corceles! Y el ángel del Señor anuncia: “¡Que caiga una dura maldición sobre Meroz y sus habitantes!” Pues no acudieron, como los valientes, en ayuda del Señor. »¡Bendita sea entre las mujeres Jael, la esposa de Héber el quenita! ¡Bendita sea entre las mujeres del campamento! Agua pidió Sísara; leche le dio Jael. ¡Crema le dio en un tazón especial! Mientras tanto, tomó la estaca con la izquierda y el mazo de trabajo con la derecha, y dando a Sísara un golpe en la cabeza le rompió y atravesó las sienes. Sísara se retorcía a los pies de Jael; retorciéndose de dolor cayó al suelo, y allí donde cayó, allí quedó muerto. »La madre de Sísara, afligida, se asoma a la ventana y dice: “¿Por qué tarda tanto en llegar su carro? ¿Por qué se retrasa su carro de guerra?” Algunas damas sabihondas le responden, y aun ella misma se repite: “Seguramente se están repartiendo lo que ganaron en la guerra. Una esclava, y aun dos, para cada guerrero; para Sísara las telas de colores: una tela, y aun dos, bordadas de varios colores, para el cuello del vencedor.” »¡Que así sean destruidos, Señor, todos tus enemigos, y que brillen los que te aman, como el sol en todo su esplendor!»
Jueces 5:21-31 La Biblia de las Américas (LBLA)
El torrente Cisón los barrió, el antiguo torrente, el torrente Cisón. Marcha, alma mía con poder. Entonces resonaron los cascos de los caballos por el galopar, el galopar de sus valientes corceles. «Maldecid a Meroz», dijo el ángel del SEÑOR, «maldecid, maldecid a sus moradores; porque no vinieron en ayuda del SEÑOR, en ayuda del SEÑOR contra los guerreros». ¶Bendita entre las mujeres es Jael, mujer de Heber ceneo; bendita sea entre las mujeres de la tienda. El pidió agua, y ella le dio leche; en taza de nobles le trajo cuajada. Extendió ella la mano hacia la estaca de la tienda, y su diestra hacia el martillo de trabajadores. Entonces golpeó a Sísara, desbarató su cabeza; destruyó y perforó sus sienes. A sus pies él se encorvó, cayó, quedó tendido; a sus pies se encorvó y cayó; donde se encorvó, allí quedó muerto. ¶Miraba por la ventana y se lamentaba la madre de Sísara, por las celosías: «¿Por qué se tarda en venir su carro? ¿Por qué se retrasa el trotar de sus carros?». Sus sabias princesas le respondían, aun a sí misma ella repite sus palabras: «¿Acaso no han hallado el botín y se lo están repartiendo? ¿Una doncella, dos doncellas para cada guerrero; para Sísara un botín de tela de colores, un botín de tela de colores bordada, tela de colores de doble bordadura en el cuello del victorioso?». Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR; mas sean los que te aman como la salida del sol en su fuerza. Y el país tuvo descanso por cuarenta años.
Jueces 5:21-31 Nueva Traducción Viviente (NTV)
El río Cisón arrasó con ellos, ese antiguo torrente llamado Cisón. ¡Marcha hacia adelante con valor, alma mía! Luego los cascos de los caballos martillaron el suelo: el galope resonante de los poderosos corceles de Sísara. “Que sean malditos los habitantes de Meroz —dijo el ángel del SEÑOR—. Que sean completamente malditos, porque no vinieron para ayudar al SEÑOR, para ayudar al SEÑOR contra los poderosos guerreros”. »La más bendita entre las mujeres es Jael, la esposa de Heber, el ceneo. Bendita sea más que todas las mujeres que viven en carpas. Sísara le pidió agua, y ella le dio leche. En un tazón digno de nobles, le trajo yogur. Después tomó una estaca con la mano izquierda, y con la derecha, el martillo del trabajador. Golpeó a Sísara con el martillo y le aplastó la cabeza; con un terrible golpe le atravesó las sienes. Él se desplomó, cayó, quedó inmóvil, tendido a sus pies; y allí donde cayó, quedó muerto. »Por la ventana se asomó la madre de Sísara. Desde la ventana esperaba su regreso mientras decía: “¿Por qué tarda tanto en llegar su carro? ¿Por qué no oímos el sonido de las ruedas del carro?”. »Sus sabias mujeres le responden, y ella se repite estas palabras a sí misma: “Seguramente están repartiendo el botín que capturaron, que tendrá una o dos mujeres para cada hombre. Habrá túnicas llenas de todos los colores para Sísara, y para mí, coloridas túnicas con bordados. Seguro que en el botín hay túnicas de colores y bordadas de ambos lados”. »¡SEÑOR, que todos tus enemigos mueran como Sísara; pero los que te aman, que se levanten como el sol cuando brilla con toda su fuerza!».