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Isaías 62:4-12

Isaías 62:4-12 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Ya no te llamarán «Abandonada» ni a tu tierra la llamarán «Devastada»; sino que serás llamada «Mi deleite», tu tierra se llamará «Mi esposa»; porque el SEÑOR se deleitará en ti y tu tierra tendrá esposo. Como un joven que se casa con una joven, así el que te edifica se casará contigo; como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti. Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al SEÑOR, no se den descanso; ni tampoco lo dejen descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra. Por su mano derecha, por su brazo poderoso, ha jurado el SEÑOR: «Nunca más daré a tus enemigos tu grano como alimento, ni se beberá gente extranjera el vino nuevo por el que trabajaste. Alabando al SEÑOR comerán el grano quienes lo hayan cosechado; en los atrios de mi santuario beberán el vino quienes hayan trabajado en la vendimia». ¡Pasen, pasen por las puertas! ¡Preparen el camino para el pueblo! ¡Construyan, construyan la carretera! ¡Quítenle todas las piedras! ¡Desplieguen sobre los pueblos la bandera! He aquí lo que el SEÑOR ha proclamado hasta los confines de la tierra: «Digan a la hija de Sión: “¡Ahí viene tu Salvador! Trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”». Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del SEÑOR»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad no abandonada».

Isaías 62:4-12 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

»Ya no le dirán a Jerusalén: “Ciudad abandonada”, sino: “La favorita de Dios”, ni a la tierra de Israel: “País en ruinas”, sino: “La esposa de Dios”. Porque Dios se casará con ella, como se casa un joven con su novia; Dios la reconstruirá y vivirá feliz con ella, como vive feliz el marido con su esposa. »Jerusalén, en tus murallas yo he puesto guardias que día y noche dirán: “Ustedes, los que adoran a Dios, no se queden callados. No le den a Dios ni un minuto de descanso, hasta que reconstruya Jerusalén y la haga una ciudad famosa”. »Dios ha jurado por sí mismo: “Nunca más permitiré que los enemigos de Israel se coman su trigo, o que los extranjeros les quiten el vino que con tanto trabajo hicieron. Israel comerá lo que coseche, recogerá las uvas y beberá el vino nuevo, cantando alabanzas a mi nombre en los patios de mi santo templo”». Isaías continuó diciendo: «¡Habitantes de Jerusalén, salgan por los portones de la ciudad, preparen un camino para el pueblo! Háganlo con cuidado, quítenle las piedras y pongan señales que sirvan de guía a las naciones. »Dios ha dado este mensaje a todos los habitantes de la tierra: “Digan a la ciudad de Jerusalén que ha llegado su salvador; díganle que Dios ha liberado a su pueblo. Los israelitas serán llamados: ‘Pueblo santo, salvado por su Dios’, y a Jerusalén la llamarán: ‘Ciudad deseada’, ‘Ciudad llena de vida’.”»

Isaías 62:4-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Nunca más volverán a llamarte «Desamparada», ni a tu tierra le dirán «Desolada». Más bien, serás llamada «Deleite mío», y tu tierra será llamada «Esposa mía», porque el amor del Señor estará en ti, y tu tierra volverá a tener esposo. Porque tus hijos se desposarán contigo, de la manera que un joven se desposa con una doncella; ¡tu Dios se recreará contigo como se recrea el esposo con la esposa! Sobre tus murallas, Jerusalén, he puesto vigilantes que ni de día ni de noche guardarán silencio. Ustedes, los que invocan al Señor, no se den descanso ni tampoco lo dejen descansar, hasta que él restablezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra. El Señor ha jurado, por su mano derecha y por el poder de su brazo: «No volveré a alimentar a tus enemigos con tu trigo, ni gente extraña volverá a beber tu vino, fruto de tu trabajo. Quienes cosechen el trigo serán quienes lo coman, y alabarán al Señor. Quienes vendimien los viñedos, beberán el vino en los atrios de mi santuario.» ¡Pasen por las puertas de la ciudad!, ¡pasen por ellas! ¡Ábranle paso al pueblo! ¡Allanen el camino y quítenle las piedras! ¡Levanten la bandera sobre los pueblos! ¡Oigan lo que el Señor ha dado a conocer hasta los extremos de la tierra! Digan a la hija de Sión: «¡Aquí viene tu salvador! ¡Su recompensa lo acompaña! ¡Sus obras le anteceden!» Ellos serán llamados «Pueblo Santo», «Redimidos del Señor», y a ti te llamarán «Ciudad Deseada», y «No desamparada».

Isaías 62:4-12 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

No volverán a llamarte «Abandonada», ni a tu tierra le dirán «Destruida», sino que tu nombre será «Mi predilecta», y el de tu tierra, «Esposa mía». Porque tú eres la predilecta del Señor, y él será como un esposo para tu tierra. Porque así como un joven se casa con su novia, así Dios te tomará por esposa, te reconstruirá y será feliz contigo, como es feliz el marido con su esposa. Jerusalén, en tus murallas he puesto centinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: «No se queden callados los que invocan al Señor, no lo dejen descansar hasta que haya reconstruido a Jerusalén y haya hecho que todo el mundo la alabe.» El Señor ha jurado alzando su poderoso brazo derecho: «Nunca más permitiré que tus enemigos se coman tu trigo ni que los extranjeros se beban el vino que has hecho con tu trabajo; sino que ustedes mismos recogerán la cosecha, se la comerán y me alabarán a mí; y recogerán las uvas y beberán el vino en los atrios de mi santo templo.» Salgan, salgan por las puertas, preparen el camino para mi pueblo. Construyan con cuidado la calzada y límpienla de piedras; levanten la señal para llamar a las naciones. El Señor anuncia esto hasta el extremo de la tierra: «Digan a la ciudad de Sión que ha llegado ya su salvador. El Señor trae a su pueblo después de haberlo rescatado.» A los israelitas los llamarán «El pueblo santo», «Los libertados por el Señor», y a Jerusalén, «La ciudad deseada», «La ciudad no abandonada».

Isaías 62:4-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Nunca más te llamarán «La ciudad abandonada» ni «La tierra desolada». Tu nuevo nombre será «La ciudad del deleite de Dios» y «La esposa de Dios», porque el SEÑOR se deleita en ti y te reclamará como su esposa. Tus hijos se dedicarán a ti, oh Jerusalén, como un joven se dedica a su esposa. Entonces Dios se regocijará por ti como el esposo se regocija por su esposa. Oh Jerusalén, yo he puesto centinelas en tus murallas; ellos orarán continuamente, de día y de noche. No descansen, ustedes que dirigen sus oraciones al SEÑOR. No le den descanso al SEÑOR hasta que termine su obra, hasta que haga de Jerusalén el orgullo de toda la tierra. El SEÑOR le ha jurado a Jerusalén por su propia fuerza: «Nunca más te entregaré a tus enemigos; nunca más vendrán guerreros extranjeros para llevarse tu grano y tu vino nuevo. Ustedes cultivaron el grano, y ustedes lo comerán, alabando al SEÑOR. Dentro de los atrios del templo, ustedes mismos beberán el vino que prensaron». ¡Salgan por las puertas! ¡Preparen la carretera para el regreso de mi pueblo! Emparejen el camino, saquen las rocas y levanten una bandera para que la vean todas las naciones. El SEÑOR ha enviado el siguiente mensaje a cada país: «Díganle al pueblo de Israel: “Miren, ya viene su Salvador. Vean, él trae consigo su recompensa”». Serán llamados «El pueblo santo» y «El pueblo redimido por el SEÑOR». Y Jerusalén será conocida como «El lugar deseable» y «La ciudad ya no abandonada».