Nunca más se dirá de ti: Abandonada, ni de tu tierra se dirá jamás: Desolada; sino que se te llamará: Mi deleite está en ella, y a tu tierra: Desposada; porque en ti se deleita el SEÑOR, y tu tierra será desposada. Porque como el joven se desposa con la doncella, se desposarán contigo tus hijos; y como se regocija el esposo por la esposa, tu Dios se regocijará por ti. ¶Sobre tus murallas, oh Jerusalén, he puesto centinelas; en todo el día y en toda la noche jamás callarán. Los que hacéis que el SEÑOR recuerde, no os deis descanso, ni le concedáis descanso hasta que la restablezca, hasta que haga de Jerusalén una alabanza en la tierra. El SEÑOR ha jurado por su diestra y por su fuerte brazo: Nunca más daré tu grano por alimento a tus enemigos, ni hijos de extranjeros beberán tu mosto por el que trabajaste; pero los que lo cosechen, lo comerán y alabarán al SEÑOR; y los que lo recolecten, lo beberán en los atrios de mi santuario. ¶Pasad, pasad por las puertas; abrid camino al pueblo. Construid, construid la calzada; quitad las piedras, alzad estandarte sobre los pueblos. He aquí, el SEÑOR ha proclamado hasta los confines de la tierra: Decid a la hija de Sión: «He aquí, tu salvación viene; he aquí, su galardón está con Él, y delante de Él su recompensa». Y los llamarán: Pueblo Santo, redimidos del SEÑOR. Y a ti te llamarán: Buscada, ciudad no abandonada.
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