Habacuc 3:13-19
Habacuc 3:13-19 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Saliste a liberar a tu pueblo, saliste a salvar a tu ungido. Aplastaste al rey de la perversa dinastía, ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Selah Con su propia lanza atravesaste la cabeza de sus guerreros que enfurecidos querían dispersarnos, que con placer arrogante se lanzaron como quien devora en secreto a un pobre. Pisoteaste el mar con tus corceles que agitaban las inmensas aguas. Al oírlo, se estremecieron mis entrañas; a su voz, me temblaron los labios; la debilidad entró en los huesos y se me aflojaron las piernas. Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade. Aunque la higuera no florezca ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo y los campos no produzcan alimentos; aunque en el redil no haya ovejas ni vaca alguna en los establos; aun así, yo me regocijaré en el SEÑOR. ¡Me alegraré en el Dios de mi salvación! El SEÑOR y Dios es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas.
Habacuc 3:13-19 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Saliste a rescatar a tu pueblo, y al rey que tú elegiste. Destrozaste al jefe de esos malvados, y acabaste por completo con su reino. Sus orgullosos jinetes nos atacaron con la furia de una tempestad; querían dispersarnos y destruirnos, pues no podíamos defendernos. ¡Pero tú los mataste con sus propias flechas! Montaste en tu caballo y marchaste sobre el agitado mar. Cuando escucho todo esto, me tiemblan los labios y todo el cuerpo; siento que mis huesos se desmoronan, y que el suelo se hunde bajo mis pies. Pero yo espero con paciencia el día en que castigarás a los que ahora nos atacan. Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador. Dios mío, tú me das nuevas fuerzas; me das la rapidez de un venado, y me pones en lugares altos.
Habacuc 3:13-19 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Acudes al llamado de tu pueblo, y sales en ayuda de tu ungido. Abates la casa del jefe malvado, y lo dejas desnudo de pies a cabeza. Horadas con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros, que arremeten contra mí para que huya, y gozan devorando al pobre que se esconde. Tú cabalgas en el mar con tus caballos, y haces que se agiten las muchas aguas. Al oírte, se estremecen mis entrañas; mis labios tiemblan al escuchar tu voz. El mal me cala hasta los huesos, y en mi interior todo se estremece, pero yo espero confiado el día de la angustia, el día en que será invadido el pueblo que ahora nos oprime. Aunque todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay tampoco aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque no hay ovejas en los rediles ni vacas en los corrales, yo me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación! Tú, Señor, eres mi Dios y fortaleza. Tú, Señor, me das pies ligeros, como de cierva, y me haces andar en mis alturas.
Habacuc 3:13-19 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Tú has salido en ayuda de tu pueblo y del rey que tú mismo escogiste. Has destruido el techo de la casa del malvado, y has descubierto hasta la roca sus cimientos. Mataste a su jefe con sus propias flechas, cuando sus jinetes, como una tempestad, se lanzaron arrogantes a dispersar a los indefensos, para destruirlos en secreto. Con tus caballos recorres el mar, la gran extensión de las aguas profundas., Al oír todo esto tuve miedo. Mis labios se pusieron a temblar, mis piernas dejaron de sostenerme y todo mi cuerpo perdió sus fuerzas. Aun así, esperaré tranquilo el día en que Dios ponga en angustia al ejército de nuestros opresores. Entonces me llenaré de alegría a causa del Señor mi salvador. Le alabaré aunque no florezcan las higueras ni den fruto los viñedos y los olivares; aunque los campos no den su cosecha; aunque se acaben los rebaños de ovejas y no haya reses en los establos. Porque el Señor me da fuerzas; da a mis piernas la ligereza del ciervo y me lleva a alturas donde estaré a salvo.
Habacuc 3:13-19 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, Que como tempestad acometieron para dispersarme, Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente. Caminaste en el mar con tus caballos, Sobre la mole de las grandes aguas. Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.
Habacuc 3:13-19 La Biblia de las Américas (LBLA)
Saliste para salvar a tu pueblo, para salvar a tu ungido. Destrozaste la cabeza de la casa del impío, descubriéndolo de arriba abajo. (Selah) Traspasaste con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros que irrumpieron para dispersarnos; su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidos. Marchaste por el mar con tus caballos, en el oleaje de las inmensas aguas. ¶Oí, y se estremecieron mis entrañas; a tu voz temblaron mis labios. Entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy. Tranquilo espero el día de la angustia, al pueblo que se levantará para invadirnos. Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor DIOS es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar. Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda.
Habacuc 3:13-19 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Saliste a rescatar a tu pueblo elegido, a salvar a tus ungidos. Aplastaste las cabezas de los perversos y descarnaste sus huesos de pies a cabeza. Con sus propias armas destruiste al jefe de los que se lanzaron como un torbellino, pensando que Israel sería presa fácil. Pisoteaste el mar con tus caballos y las potentes aguas se amontonaron. »Al oír esto, me estremecí por dentro; mis labios temblaron de miedo. Se me doblaron las piernas, caí y temblé de terror. Esperaré en silencio el día venidero cuando la catástrofe golpee al pueblo invasor. Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el SEÑOR! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación! ¡El SEÑOR Soberano es mi fuerza! Él me da pie firme como al venado, capaz de pisar sobre las alturas».