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Génesis 21:9-19

Génesis 21:9-19 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar, la egipcia, había dado a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. Por eso dijo a Abraham: —¡Echa de aquí a esa esclava y a su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. Esto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. Pero Dios dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por tu esclava. Hazle caso a Sara, pues tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es descendiente tuyo». Al día siguiente, Abraham se levantó de madrugada, tomó un pan y un recipiente de cuero para agua y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó al muchacho y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. Cuando se acabó el agua del recipiente, puso al muchacho debajo de un arbusto y fue a sentarse sola a distancia de un tiro de flecha, pues pensaba: «No quiero ver morir al muchacho». En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar desconsoladamente. Cuando Dios oyó al muchacho sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del muchacho ahí donde está. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación». En ese momento, Dios abrió los ojos de Agar y ella vio un pozo de agua. Enseguida fue a llenar el recipiente de cuero y dio de beber al muchacho.

Génesis 21:9-19 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Pero Sara vio que el hijo que Agar, la egipcia, le había dado a luz a Abrahán se burlaba de su hijo, así que le dijo a Abrahán: «Despide a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de una sierva no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac.» Estas palabras le parecieron muy preocupantes a Abrahán, por causa de su hijo. Pero Dios le dijo a Abrahán: «No te preocupes demasiado por causa del niño ni de tu sierva. Hazle caso a Sara en todo lo que te diga, pues por medio de Isaac te vendrá descendencia; aunque también del hijo de la sierva haré una nación, porque es descendiente tuyo.» Al día siguiente Abrahán madrugó, tomó pan y un odre con agua, y luego de ponérselo a Agar en el hombro, le entregó el niño y la despidió. Y ella salió y anduvo sin rumbo fijo por el desierto de Berseba. Cuando le faltó agua al odre, tendió al niño bajo un arbusto y fue a sentarse frente a él a la distancia de un tiro de arco, pues decía: «No quiero ver cuando el niño muera.» Ya sentada frente a él, prorrumpió en llanto. Pero Dios oyó la voz del niño. Entonces el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, que Dios ha oído la voz del niño ahí donde está. Vamos, levanta al niño y sosténlo de la mano, porque yo haré de él una gran nación.» Y Dios le abrió los ojos, y ella vio un manantial; entonces fue y llenó el odre con agua, y le dio de beber al niño.

Génesis 21:9-19 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Pero Sara vio que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham, se burlaba de Isaac. Entonces fue a decirle a Abraham: «¡Que se vayan esa esclava y su hijo! Mi hijo Isaac no tiene por qué compartir su herencia con el hijo de esa esclava.» Esto le dolió mucho a Abraham, porque se trataba de un hijo suyo. Pero Dios le dijo: «No te preocupes por el muchacho ni por tu esclava. Haz todo lo que Sara te pida, porque tu descendencia vendrá por medio de Isaac. En cuanto al hijo de la esclava, yo haré que también de él salga una gran nación, porque es hijo tuyo.» Al día siguiente, muy temprano, Abraham le dio a Agar pan y un cuero con agua; se lo puso todo sobre la espalda, le entregó al niño Ismael y la despidió. Ella se fue, y estuvo caminando sin rumbo por el desierto de Beerseba. Cuando se acabó el agua que había en el cuero, dejó al niño debajo de un arbusto y fue a sentarse a cierta distancia de allí, pues no quería verlo morir. Cuando ella se sentó, el niño comenzó a llorar. Dios oyó que el muchacho lloraba; y desde el cielo el ángel de Dios llamó a Agar y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, porque Dios ha oído el llanto del muchacho ahí donde está. Anda, ve a buscar al niño, y no lo sueltes de la mano, pues yo haré que de él salga una gran nación.» Entonces Dios hizo que Agar viera un pozo de agua. Ella fue y llenó de agua el cuero, y dio de beber a Ismael.

Génesis 21:9-19 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual esta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo. Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente. Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.

Génesis 21:9-19 La Biblia de las Américas (LBLA)

Y Sara vio al hijo que Agar la egipcia le había dado a luz a Abraham burlándose de su hijo Isaac, y dijo a Abraham: Echa fuera a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de ser heredero juntamente con mi hijo Isaac. Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo. Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendiente. Se levantó, pues, Abraham muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y los dio a Agar poniéndoselos sobre el hombro, y le dio el muchacho y la despidió. Y ella se fue y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Y el agua en el odre se acabó, y ella dejó al muchacho debajo de uno de los arbustos, y ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: Que no vea yo morir al niño. Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho que lloraba; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho y sostenlo con tu mano; porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua; y fue y llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho.

Génesis 21:9-19 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Pero Sara vio que Ismael —el hijo de Abraham y de su sierva egipcia Agar— se burlaba de su hijo Isaac. Entonces ella se dirigió a Abraham y le exigió: «Echa fuera a esa esclava y a su hijo. Él no compartirá la herencia con mi hijo Isaac. ¡No lo permitiré!». Esto disgustó mucho a Abraham, porque Ismael era su hijo; pero Dios le dijo a Abraham: «No te alteres por el muchacho y tu sierva. Haz todo lo que Sara te diga, porque Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes. Yo también haré una nación de los descendientes del hijo de Agar, porque él también es hijo tuyo». Así que a la mañana siguiente Abraham se levantó temprano, preparó comida y un recipiente de agua, y amarró todo a los hombros de Agar. Luego la despidió junto con su hijo, y ella anduvo errante por el desierto de Beerseba. Cuando se acabó el agua, Agar puso al muchacho a la sombra de un arbusto. Entonces se alejó y se sentó sola a unos cien metros de distancia. Se echó a llorar y dijo: «No quiero ver morir al muchacho». Pero Dios escuchó llorar al muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo: «Agar, ¿qué pasa? ¡No tengas miedo! Dios ha oído llorar al muchacho, allí tendido en el suelo. Ve a consolarlo, porque yo haré de su descendencia una gran nación». Entonces Dios abrió los ojos de Agar, y ella vio un pozo lleno de agua. Enseguida llenó su recipiente con agua y dio de beber al niño.