2 Tesalonicenses 3:7-18
2 Tesalonicenses 3:7-18 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes. Y lo hicimos así no porque no tuviéramos derecho a tal ayuda, sino para darles buen ejemplo. Porque, incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma». Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que solo se meten en lo que no les importa. A tales personas ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida. Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. Si alguno no obedece las instrucciones que damos en esta carta, denúncienlo públicamente y no se relacionen con él, para que se avergüence. Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano. Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes. Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Esta es la señal distintiva de todas mis cartas; así escribo yo. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.
2 Tesalonicenses 3:7-18 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nunca estuvimos entre ustedes sin hacer nada, y nunca recibimos comida sin pagar por ella. Al contrario, trabajábamos de día y de noche para que ninguno de ustedes tuviera que pagar nada por nosotros. En realidad, teníamos derecho a pedirles que nos ayudaran, pero preferimos trabajar para ganarnos el pan, y así darles un ejemplo a seguir. Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer. Pero nos hemos enterado de que hay entre ustedes algunos que no quieren trabajar, y que se la pasan metiéndose en asuntos ajenos. A esas personas les llamamos la atención y, con la autoridad que el Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que trabajen para ganarse la vida, y que dejen de molestar a los demás. En cuanto a ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. Aléjense de cualquier miembro de la iglesia que no obedezca lo que ordenamos en esta carta, para que le dé vergüenza. Pero no lo traten como a un enemigo, sino repréndanlo como a un hermano. Que el Señor que da la paz, les dé paz en todo lugar y en todo tiempo, y los acompañe siempre. Yo, Pablo, escribo este saludo final con mi propia mano. Así es como firmo todas mis cartas; esta es mi letra. Deseo que nuestro Señor sea bueno y amoroso con todos ustedes.
2 Tesalonicenses 3:7-18 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Ustedes mismos saben cómo seguir nuestro ejemplo. Porque nosotros no vivimos entre ustedes de manera desordenada, ni comimos el pan de nadie sin pagarlo, sino que día y noche trabajamos muy duro y sin descanso, para no ser una carga a ninguno de ustedes. Y no es que no tuviéramos derecho de hacerlo, sino que quisimos darles un buen ejemplo a seguir. Cuando estábamos con ustedes, también les ordenamos esto: «Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.» Y es que nos hemos enterado de que algunos de ustedes viven desordenadamente, y no trabajan en nada, y se entrometen en lo ajeno. A tales personas les ordenamos y exhortamos, por nuestro Señor Jesucristo, que simplemente se pongan a trabajar y se ganen su propio pan. Y ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. Si alguien no obedece a lo que en esta carta decimos, señálenlo y no se junten con él, para que se avergüence. Pero no lo traten como enemigo, sino aconséjenlo como a un hermano. Que el Señor de paz mismo les dé paz siempre y en toda circunstancia. Que el Señor esté con todos ustedes. Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Esa es la marca distintiva de todas mis cartas. Así escribo. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.
2 Tesalonicenses 3:7-18 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Pues ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no llevamos entre ustedes una conducta indisciplinada, ni hemos comido el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche para no serle una carga a ninguno de ustedes. Y ciertamente teníamos el derecho de pedirles a ustedes que nos ayudaran, pero trabajamos para darles el ejemplo que ustedes deben seguir. Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. Pero hemos sabido que algunos de ustedes llevan una conducta indisciplinada, muy ocupados en no hacer nada. A tales personas les mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la vida. Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. Si alguno no hace caso a lo que decimos en esta carta, fíjense en quién es y no se junten con él, para que le dé vergüenza. Pero no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano. Y que el mismo Señor de la paz les dé la paz a ustedes en todo tiempo y en todas formas. Que el Señor esté con todos ustedes. Yo, Pablo, les escribo este saludo de mi puño y letra. Así firmo todas mis cartas; así escribo. Que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes.
2 Tesalonicenses 3:7-18 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ese señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano. Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
2 Tesalonicenses 3:7-18 La Biblia de las Américas (LBLA)
Pues vosotros mismos sabéis cómo debéis seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con trabajo y fatiga trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de vosotros; no porque no tengamos derecho a ello, sino para ofrecernos como modelo a vosotros a fin de que sigáis nuestro ejemplo. Porque aun cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre vosotros andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan. Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien. Y si alguno no obedece nuestra enseñanza en esta carta, señalad al tal y no os asociéis con él, para que se avergüence. Sin embargo, no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a un hermano. Y que el mismo Señor de paz siempre os conceda paz en todas las circunstancias. El Señor sea con todos vosotros. Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano, y esta es una señal distintiva en todas mis cartas; así escribo yo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.
2 Tesalonicenses 3:7-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Pues ustedes saben que deben imitarnos. No estuvimos sin hacer nada cuando los visitamos a ustedes. En ningún momento aceptamos comida de nadie sin pagarla. Trabajamos mucho de día y de noche a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes. Por cierto, teníamos el derecho de pedirles que nos alimentaran, pero quisimos dejarles un ejemplo que seguir. Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: «Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman». Sin embargo, oímos que algunos de ustedes llevan vidas de ocio, se niegan a trabajar y se entrometen en los asuntos de los demás. Les ordenamos a tales personas y les rogamos en el nombre del Señor Jesucristo que se tranquilicen y que trabajen para ganarse la vida. En cuanto al resto de ustedes, amados hermanos, nunca se cansen de hacer el bien. Tomen nota de quienes rehúsan obedecer lo que decimos en esta carta. Aléjense de ellos, para que se avergüencen. No los vean como enemigos, sino llámenles la atención como lo harían con un hermano. Ahora, que el mismo Señor de paz les dé su paz en todo momento y en cada situación. El Señor sea con todos ustedes. AQUí ESTá MI SALUDO DE MI PROPIO PUÑO Y LETRA: PABLO. HAGO ESTO EN TODAS MIS CARTAS PARA PROBAR QUE SON MíAS. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.