Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los entregó día tras día en mano de Hazael, rey de Aram, y en mano de Ben-adad, hijo de Hazael. Entonces Joacaz imploró el favor del SEÑOR, y el SEÑOR lo oyó; porque Él vio la opresión de Israel, de cómo el rey de Aram los oprimía. Y el SEÑOR dio a Israel un libertador, y escaparon del poder de los arameos; y habitaron los hijos de Israel en sus tiendas como antes. Con todo, no se apartaron de los pecados con que la casa de Jeroboam hizo pecar a Israel, sino que anduvieron en ellos; y también la Asera permaneció en pie en Samaria. Pues a Joacaz no le había quedado del ejército más que cincuenta hombres de a caballo, diez carros y diez mil hombres de a pie, porque el rey de Aram los había destruido y los había hecho como polvo de trilla. Los demás hechos de Joacaz y todo lo que hizo y su poder, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? Y durmió Joacaz con sus padres y lo sepultaron en Samaria, y su hijo Jeoás reinó en su lugar.
En el año treinta y siete de Joás, rey de Judá, Jeoás, hijo de Joacaz, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, y reinó dieciséis años. E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; no se apartó de todos los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, sino que anduvo en ellos. Los demás hechos de Jeoás, y todo lo que hizo, y el poder con que peleó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? Y durmió Jeoás con sus padres, y Jeroboam se sentó en su trono; y Jeoás fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel.
Cuando Eliseo se enfermó con la enfermedad de la cual había de morir, Jeoás, rey de Israel, descendió a él y lloró sobre su rostro, y dijo: ¡Padre mío, padre mío, los carros de Israel y sus hombres de a caballo! Y Eliseo le dijo: Toma un arco y flechas. Y él tomó un arco y flechas. Entonces dijo al rey de Israel: Pon tu mano en el arco. Y él puso su mano sobre el arco; entonces Eliseo colocó sus manos sobre las manos del rey. Y dijo: Abre la ventana hacia el oriente, y él la abrió. Entonces Eliseo dijo: Tira. Y él tiró. Y Eliseo dijo: Flecha de victoria del SEÑOR, y flecha de victoria sobre Aram, porque derrotarás a los arameos en Afec hasta exterminarlos. Entonces añadió: Toma las flechas; y él las tomó. Y dijo al rey de Israel: Golpea la tierra; y él la golpeó tres veces y se detuvo. Y el hombre de Dios se enojó con él, y dijo: Deberías haber golpeado cinco o seis veces, entonces hubieras herido a Aram hasta exterminarlo. Pero ahora herirás a Aram solo tres veces.
Y murió Eliseo y lo sepultaron. Y las bandas de los moabitas solían invadir la tierra en la primavera de cada año. Y cuando estaban sepultando a un hombre, he aquí, vieron una banda de merodeadores y arrojaron al hombre en la tumba de Eliseo. Y cuando el hombre cayó y tocó los huesos de Eliseo, revivió, y se puso en pie.
Y Hazael, rey de Aram, había oprimido a Israel todos los días de Joacaz. Pero el SEÑOR tuvo piedad de ellos, y les tuvo compasión y se volvió a ellos a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos ni echarlos de su presencia hasta hoy. Al morir Hazael, rey de Aram, su hijo Ben-adad reinó en su lugar. Entonces Jeoás, hijo de Joacaz, recobró de nuevo de mano de Ben-adad, hijo de Hazael, las ciudades que este había tomado en guerra de mano de su padre Joacaz. Tres veces Jeoás lo derrotó y recobró las ciudades de Israel.