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Zacarías 8

8
Promesa del Señor#8.1-23 En este capítulo se han agrupado varios mensajes de salvación, que preanuncian la era mesiánica de paz y felicidad.
1El Señor todopoderoso me dio este mensaje: 2«Esto es lo que yo, el Señor todopoderoso, digo: Siento por Sión grandes celos, celos furiosos.#8.2 Grandes celos, celos furiosos: cf. Ex 20.5, y véase Zac 1.14 n. 3Y he de volver a Jerusalén, para vivir allí. Entonces Jerusalén será llamada Ciudad Fiel, y el monte del Señor todopoderoso será llamado Monte Santo.#8.3 Ciudad Fiel (cf. Is 1.26; 62.12; Ez 48.35) y Monte Santo (véase Sal 2.6 n.) son títulos mesiánicos de la ciudad de Jerusalén (Sión). 4Ancianos y ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, apoyado cada cual en su bastón a causa de su mucha edad.#8.4 Para los israelitas, una larga vida era una bendición especial de Dios (Is 65.20; 1 Mac 14.9; cf. Job 5.26). 5Niños y niñas llenarán las plazas de la ciudad y jugarán en ellas. 6En aquel tiempo todo esto parecerá imposible a los ojos de los que queden#8.6 De los que queden: o del resto. Cf. vv. 11-12; Is 1.9; 4.3; 10.20-22. de mi pueblo; pero a mí no me lo parecerá.#8.6 No me lo parecerá: Gn 18.14; Jer 32.27. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo: 7Yo libertaré a mi pueblo del poder del país de oriente y del país de occidente, 8y lo traeré a Jerusalén para que viva allí. Ellos serán entonces mi pueblo, y yo seré su Dios, con fidelidad y justicia.»#8.7-8 El Señor hará que los deportados regresen a Jerusalén (v. 8) desde todos los países en los que estaban dispersos (2.6-13; cf. Dt 30.3-4). Este regreso producirá una renovación de la alianza. Cf. Ex 6.7; Jer 31.33.
9Esto dice el Señor todopoderoso: «Esfuércense, ustedes que en estos días han oído las palabras dichas por los profetas, desde el día en que se pusieron los cimientos para la reconstrucción del templo del Señor todopoderoso.#8.9 Cf. Hag 1.6-11; 2.4-9. 10Porque hasta estos días no había paga para los hombres ni para las bestias. Y a causa del enemigo, tampoco había paz para los habitantes; y yo había puesto a los unos en contra de los otros.#8.10 Aquí se alude probablemente a la oposición que se produjo cuando comenzó la reconstrucción del templo. Cf. Esd 4; Neh 6.1-13. 11Pero ahora, para los que queden de este pueblo, ya no voy a ser como en los primeros días. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo. 12Porque la paz estará sembrada entre ellos. Los viñedos darán su fruto; la tierra, sus productos; y el cielo, su rocío.#8.12 La fertilidad del suelo y la abundancia de frutos eran parte de las bendiciones prometidas para los tiempos mesiánicos. Cf. Ez 34.25-27. Y yo les daré todo eso en posesión a los que queden de este pueblo. 13Y así como ustedes, los de Judá y los de Israel, fueron maldición entre las demás naciones, así yo ahora los salvaré y haré que sean bendición. ¡No tengan miedo! ¡Esfuércense!»#8.13 Los de Judá y los de Israel: Los descendientes de los reinos del sur y del norte, que antes habían sido el signo de una maldición (Jer 29.18), serán en adelante una bendición para todas las naciones (cf. vv. 20-23; Gn 12.2; 22.18).
14Esto dice el Señor todopoderoso: «Yo había decidido castigar a los antepasados de ustedes cuando me hicieron enojar, y mantuve mi decisión. 15Ahora, en cambio, he decidido hacerles bien a Jerusalén y a Judá. Por lo tanto, no tengan miedo.#8.14-15 Véase Am 7.3 n. 16Esto es lo que siempre deben hacer ustedes: Díganse siempre la verdad unos a otros, juzguen con justicia y procuren la paz en los tribunales; 17no se hagan daño unos a otros ni juren en falso. Porque yo odio todo eso. Yo, el Señor, lo afirmo.»#8.14-17 En estos vv. reaparecen varios temas frecuentes en los escritos proféticos, como la justicia, la paz y la honradez (7.8-10; Is 1.17; Miq 6.8; cf. Ef 4.25-32).
18El Señor todopoderoso se dirigió a mí, y me dijo: 19«Los ayunos#8.19 En estos ayunos, el pueblo se lamentaba por la conquista de Jerusalén y la destrucción del templo (véanse Zac 7.3 n. y 7.5 n.). En el mes cuarto se recordaba la entrada de Nabucodonosor a la ciudad; en el décimo, el comienzo del asedio. Cf. 2 R 24.1-4; Jer 39.1-2; 52.4-7. de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo se convertirán en motivo de alegría, en fiestas felices para los descendientes de Judá. ¡Amen ustedes, pues, la verdad y la paz!»
20Esto dice el Señor todopoderoso: «Todavía han de venir gentes y habitantes de muchas ciudades. 21Entonces los de una ciudad se dirigirán a los de otra, y les dirán: “¡Vamos a buscar al Señor todopoderoso y a pedirle que nos bendiga!” Y los otros les contestarán: “¡Nosotros también iremos!” 22Y vendrán a Jerusalén muchos pueblos y naciones numerosas, a buscar al Señor todopoderoso y a pedirle que los bendiga. 23En aquel tiempo, diez extranjeros de las demás naciones agarrarán por la ropa a un judío, y le dirán: “¡Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes!”»#8.20-23 Los vv. 20-23 presentan la salvación en perspectiva universal: los pueblos no judíos también recibirán las bendiciones de Dios y Jerusalén será el centro del mundo (cf. 14.16; Is 2.2-4; Miq 4.1-3). Dios está con ustedes: Véase Is 7.14 n., y cf. Is 45.14.

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